martes, 3 de diciembre de 2013

COMPRENDIENDO EL EJERCICIO DE VIOLENCIA DE LOS HOMBRES HACIA LAS MUJERES

VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN LA ENCUESTA IMAGES: VIOLENCIA FÍSICA Y SEXUAL CONTRA UNA PAREJA MUJER ALGUNA VEZ EN LA VIDA

En la encuesta IMAGES se consultó por el ejercicio de violencia física y sexual hacia alguna pareja, se preguntó a los hombres si alguna vez en la vida habían ejercido violencia física hacia su pareja y a las mujeres si habían sido víctimas de ello. 

En cuanto a la violencia sexual, se preguntó a los hombres si habían forzado alguna vez en la vida a tener sexo a alguna pareja o ex-pareja, y a las mujeres si habían sido forzadas alguna vez en la vida por una pareja a tener sexo. 

Cabe señalar que en México la cifra de uso de violencia física declarada por los hombres (17,5%) fue menor que la cifra de victimización reportada por las mujeres (30,7%) respecto a la violencia recibida de una pareja hombre. 

En cuanto a la violencia sexual, se encontraron diferencias significativas entre los reportes de hombres y mujeres y entre los tres países. Mientras que un 1,3% de los hombres encuestados en Brasil declararon haber ejercido violencia sexual hacia alguna pareja alguna vez en sus vidas, el 5,6% de las mujeres manifestaron haber sido víctimas de ello. En Chile, el 4,5% de hombres y el 8,1% de mujeres reportaron haber ejercido y sufrido violencia sexual, respectivamente.
Finalmente, en México el 3,2% de los hombres reportó haber ejercido violencia sexual hacia una pareja alguna vez en la vida y no se preguntó a las mujeres entrevistadas sobre la violencia sexual.
Esta diferencia entre la violencia física y la menor violencia sexual reportada por hombres (perpetración) y mujeres (victimización) puede ser resultado de que los hombres creen que la violencia sexual es más “tabú” o rechazada socialmente o que los hombres no visibilicen la violencia sexual como tal.
Por su parte, la violencia sexual en los tres países aparece como un fenómeno transversal a las distintas características poblacionales. Se encontró una asociación en Chile entre la violencia sexual y la situación de empleo entre los hombres, donde los hombres con situaciones laborales más precarias (sin contrato de trabajo) reportan con más frecuencia el ejercicio de violencia sexual hacia una pareja alguna vez en la vida. 
En Brasil, hombres que respondieran afirmativamente a una o más preguntas sobre si se han sentido deprimidos, estresados o con vergüenza de frente a su familia por falta de ingresos o trabajo reportaron más ejercicio de violencia contra sus parejas (Barker et al, 2011).

EXPOSICIÓN A LA VIOLENCIA EN LA INFANCIA DE LOS HOMBRES Y EL EJERCICIO DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER ALGUNA VEZ EN LA VIDA

Se encontró en la encuesta IMAGES que los hombres que fueron testigos de violencia hacia la madre en la infancia  han ejercido más violencia física hacia una pareja alguna vez en la vida respecto a quienes no fueron testigos, lo que ocurre tanto en Brasil, Chile como México.
Solamente en Chile se encontró una asociación estadísticamente significativa en los hombres entre haber sido víctima de violencia sexual en la infancia y haber ejercido violencia sexual hacia una pareja alguna vez en la vida. La ausencia de una asociación significativa en Brasil y México puede ser resultado del tamaño limitado de la muestra para el caso de perpetración de violencia sexual, que por su vez parece sub-relatado en Brasil y México.

DEPRESIÓN ENTRE LOS HOMBRES Y VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

Los hombres que declararon haberse sentido deprimidos en el último mes en los tres países presentan cifras de entre un 8% y un 10% más altas en lo que respecta a la perpetración de violencia física hacia una pareja alguna vez en la vida. Sin embargo, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en ninguno de los contextos entre haberse sentido deprimido en el último mes y el ejercicio de violencia sexual hacia una pareja o ex-pareja alguna vez en la vida.

CONSUMO EXCESIVO DE ALCOHOL EN LOS HOMBRES Y VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

Brasil es el contexto que presenta las mayores tasas de consumo excesivo de alcohol, donde un 35% de los hombres indicó consumir 5 o más tragos en una ocasión una vez a la semana o más. Se encontró una asociación estadísticamente significativa entre consumo excesivo de alcohol y ejercicio de violencia física hacia la pareja alguna vez en la vida, donde los hombres que consumen alcohol en exceso presentan cifras mayores de uso de violencia física respecto a quienes nunca consumen en exceso.
Por su parte, en Chile el 16,3% de los hombres declaró consumir cinco o más tragos en una ocasión una vez por semana o más. En el caso chileno también se observó una asociación estadísticamente significativa entre consumo excesivo de alcohol y perpetración de violencia física y sexual hacia alguna pareja alguna vez en la vida.
Finalmente, en México el 17,2% de los hombres reportó consumir una vez a la semana o más alcohol en exceso. También se encontró una asociación estadísticamente significativa entre consumo excesivo de alcohol y perpetración de violencia física hacia una pareja alguna vez en la vida , así como también con el ejercicio de violencia sexual hacia alguna pareja, aun con los desafíos del subreporte de violencia sexual mencionado anteriormente.

TENENCIA DE ARMAS, PARTICIPACIÓN EN PELEAS CON ARMAS, PRISIÓN Y VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

Varias encuestas han mostrado que el hecho de tener armas de fuego en el hogar aumenta la posibilidad de homicidio contra la pareja y que la violencia doméstica resulte letal.

En el caso chileno se destaca que los hombres que han participado en pandillas y han estado en prisión tienen mayores reportes de uso de violencia física hacia una pareja alguna vez en la vida.
A su vez, la asociación con tenencia de armas se encontró en los límites del nivel de confianza establecido. Por otro lado, quienes tienen armas, han participado en pandillas y han estado en prisión tienen mayores tasas de perpetración de violencia sexual hacia una pareja alguna vez en la vida.
En cuanto al caso de México, se encontró una asociación estadísticamente significativa entre haber ejercido violencia física hacia una pareja alguna vez en la vida con tenencia de armas y participación en pandillas , pero no con haber estado en prisión. La perpetración de violencia sexual en México también se asocia significativamente a la participación en pandillas y haber estado en prisión.

HOMBRES QUE HAN PAGADO POR SEXO Y LA ASOCIACIÓN CON VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

Se encontró una asociación entre haber pagado por sexo y haber ejercido violencia sexual hacia una pareja alguna vez en la vida en Chile y México . La asociación sugiere que hay un conjunto de normas de género que parecen apoyar o sostener tanto el uso de violencia por parte de los hombres como también el hecho de pagar por sexo.

ESCALA GEM DE ACTITUDES DE GÉNERO (ACOTADA) Y VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

La Escala GEM de Actitudes Equitativas de Género (GEM, Gender Equitable Men Scale) construida por Pulerwitz y Barker (2008), ha sido aplicada y validada en varios países con el propósito de medir las actitudes hacia la equidad de género en los hombres. Para este análisis se utilizó una versión acotada de la escala GEM. De este modo los encuestados debían marcar su nivel de acuerdo / desacuerdo con los siguientes ítems que fueron aplicados en los tres países:

El rol más importante de la mujer es cuidar de su hogar y cocinar para su familia
• Los hombres necesitan tener más sexo que las mujeres
• Los hombres no hablan sobre sexo, sólo lo practican
• Hay ocasiones en que las mujeres merecen ser golpeadas
• Cambiar pañales, bañar y alimentar a los niños o niñas es responsabilidad de la madre
• Es responsabilidad de la mujer evitar quedar embarazada
• El hombre debe ser quien tiene la última palabra en las decisiones importantes del hogar
• Los hombres están siempre dispuestos para tener sexo
• Una mujer debe tolerar si su pareja la golpea para mantener a su familia unida
• Me indignaría si mi mujer o pareja me pidiera que use preservativo con ella
• Jamás tendría un amigo homosexual
• Si alguien me insulta, voy a defender mi reputación con la fuerza si es necesario.

Para facilitar la presentación gráfica de los resultados, se dividió la muestra en tres grupos iguales según la distribución de puntajes de la Escala GEM en cada país. De este modo, se comparan los resultados de violencia ejercida hacia una pareja alguna vez en la vida según si el sujeto pertenece al grupo de alta, media o baja equidad de género en sus actitudes. Se puede ver mas detalles sobre la Escala GEM, su uso y el modelo de su análisis en IMAGES en Barker, et al, 2011.
No obstante cabe hacer notar que aun el grupo que presenta actitudes más equitativas de género presenta un autorreporte de uso de violencia física contra una pareja mujer alguna vez en la vida considerable en cada uno de los países: 17,9% en Brasil, 22% en Chile y 11% en México.
En Brasil prácticamente no hay diferencias, debido posiblemente al bajo nivel de prevalencia de violencia sexual declarada por los hombres. En Chile, se observa que el grupo con el nivel de actitudes de equidad de género más inequitativo tiene los reportes más altos de ejercicio de violencia sexual hacia alguna pareja, aunque en dicho contexto las diferencias no alcanzan a ser estadísticamente significativas. Finalmente, en México sí se observa una relación más clara entre actitudes de género y violencia sexual, donde a actitudes menos equitativas de género mayor ejercicio de violencia sexual hacia una pareja alguna vez en la vida

SÍNTESIS DE LOS HALLAZGOS

En los tres contextos se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre el ejercicio de violencia física contra una pareja mujer alguna vez en la vida y el nivel educacional, los con menos escolaridad reportan con mayor frecuencia haber cometido alguna vez violencia física contra una pareja. 
  • En el caso de Chile se encontró una asociación entre el ejercicio de violencia sexual contra una pareja y la situación de empleo, donde hombres con trabajos más precarios (sin contrato) reportaron con más frecuencia haber ejercido violencia sexual alguna vez.

En el análisis global de IMAGES, se encontró en los análisis multivariados que el hecho de ser testigo en la infancia de violencia física contra la madre fue el factor más fuerte para explicar la variación en el uso de violencia contra la pareja en todos los países (Contreras, et al 2012). Es interesante que el análisis comparativo de datos de 12 países de Latinoamérica y el Caribe (Bott, S., Guedes, A. et al, 2012) también encontró que, para las mujeres, la experiencia de haber estado expuestas como testigos a la violencia en contra la mamá o la madrasta está asociado a la victimización de violencia de pareja en la edad adulta de manera consistente y significativa en los 12 países.
Solamente en el caso chileno se encontró una asociación estadísticamente significativa entre haber sido víctimas de violencia sexual durante la infancia y haber ejercido violencia sexual contra una pareja mujer alguna vez.  En otras revisiones (OMS, 2011) se ha encontrado que el abuso sexual es un factor de riesgo de ejercicio posterior de violencia sexual contra la pareja.
Por otra parte, se encontró en los 3 contextos una asociación entre haberse sentido deprimido alguna vez en el último mes y el uso de violencia física contra una pareja mujer alguna vez en la vida. 
En cuanto al consumo excesivo de alcohol se encontró una asociación estadísticamente significativa tanto en Brasil, Chile como México entre dicho consumo y el uso de violencia física contra una pareja mujer alguna vez en la vida. Tanto en Chile como en México se encontró también una asociación entre consumo excesivo de alcohol y perpetración de violencia sexual hacia una pareja mujer alguna vez en la vida. En una revisión realizada por la OMS (2011) el consumo abusivo de alcohol se presenta en varios estudios como un claro factor de riesgo de violencia contra la mujer.
En los 3 contextos estudiados se encontró una asociación entre perpetración de violencia física contra una pareja mujer alguna vez en la vida y haber participado en peleas con armas. Con tenencia de armas se encontró una asociación en Brasil y México. Por su parte con haber estado en prisión se encontró una asociación con el uso de violencia contra la mujer en Brasil y Chile. En cuanto a perpetración de violencia sexual contra una pareja mujer se encontró en Chile y México una asociación con participación en peleas con armas y con haber estado en prisión. Una asociación con tenencia de armas y uso de violencia sexual contra una pareja se encontró solamente en el caso chileno.
Se encontraron asociaciones estadísticamente significativas entre haber cometido un acto de violencia física hacia una pareja alguna vez en la vida y haber pagado por sexo alguna vez, tanto en
Brasil, Chile como México. También se encontró una asociación entre haber pagado por sexo y haber ejercido violencia sexual hacia una pareja alguna vez en la vida en Chile y México.
Finalmente se encontró que la perpetración de violencia física hacia una pareja mujer alguna vez en la vida es mayor en los tres países entre los grupos con actitudes menos equitativas de género, según la escala GEM acotada. En la misma línea, en varios estudios (OMS, 2011) se ha encontrado que la aceptación de la violencia es un factor de riesgo de ejercicio de violencia contra la mujer.

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES PARA LAS POLÍTICAS

Algunas de las limitaciones de este informe guardan relación con las limitaciones de la Encuesta IMAGES: las muestras no fueron nacionales sino de algunas ciudades; en México fueron en su mayoría entrevistadoras mujeres las que entrevistaron a hombres; los datos presentados aquí se basan en el autorreporte de los hombres.
Esta conclusión sugiere la importancia de trabajar más allá de la protección, atención y reparación de las mujeres víctimas haciendo también amplia prevención con los hombres de todas las edades, promoviendo normas y actitudes más igualitarias de género y menos violentas en la pareja, en el ámbito escolar, la calle, espacios deportivos, servicios de salud, el trabajo, la familia, la comunidad y los medios de comunicación. Además se requiere realizar abordajes específicos en el caso de los hombres o que han ejercido violencia o que tienen actitudes y prácticas de mayor riesgo en cuanto al ejercicio de violencia contra la mujer.
Los datos de IMAGES presentados  requiere políticas de prevención de violencia contra la mujer interconectadas con políticas integrales que incluyan la prevención del maltrato infantil, la prevención del consumo excesivo de alcohol, la prevención del uso de armas y de la violencia entre hombres, el cuestionamiento de actitudes y prácticas inequitativas y violentas vía campañas y actividades educativas en contextos como las escuelas y lugares de trabajo y el fomento de políticas de promoción de salud mental, algunas de las recomendaciones son:

Prevención primaria
• Desarrollar y evaluar políticas y programas de prevención a la violencia en la niñez, incluidos programas dirigidos a padres / madres, programas de visitas domiciliarias, entre otros (OMS, 2011)
• Desarrollar, mantener y evaluar políticas, programas y campañas dirigidas a hombres que combatan el machismo y cuestionen las normas rígidas de género para prevenir la violencia contra la mujer en cualquiera de sus formas: violencia física, psicológica, sexual, económica, acoso, etc.
• Diseñar políticas de seguridad ciudadana y prevención de la delincuencia con enfoque de género y masculinidades (uso de alcohol, tenencia de armas, violencia entre hombres, etc.), que incluyan un análisis de género y que busquen promover otras identidades masculinas no asociadas al uso de violencia.
• Desarrollar una política adecuada de control de armas disminuyendo su tenencia y uso (Barker,
2006).
• Incorporar en las políticas para reducir el consumo excesivo de alcohol tales como control de la oferta, incremento del precio de las bebidas a través de políticas fiscales, restricciones al mercadeo del alcohol
(OPS, 2007) un mayor enfoque de género y masculinidades junto con las políticas de prevención de violencia contra la mujer (OMS, 2011).
Regular la publicidad en general, y de alcohol específicamente, para que no refuercen actitudes inequitativas de género y que no asocien la “hombría” o la identidad masculina al uso de alcohol ni utilicen imágenes que promuevan la mujer como símbolo sexual o como objeto de conquista por los hombres (OPS, 2007).

Prevención secundaria

• Diseñar programas de atención adecuados a víctimas de violencia, en especial niñas/os y adolescentes víctimas y testigos de violencia, incluida la violencia sexual.
• Robustecer y ampliar la institucionalidad que atiende casos de violencia contra la mujer (policías, tribunales, servicios de atención) para proteger rápida y eficazmente a las víctimas, impidiendo la reincidencia por parte de los agresores.
• Implementar medidas socio-educativas que responsabilicen a los hombres autores de violencia contra sus parejas y que les ofrezcan información y competencias sobre cómo reducir conflictos y manejar su rabia sin ejercer violencia.

Prevención terciaria

• Asegurar la disponibilidad y el acceso de servicios de salud mental a nivel comunitario, integrados en la atención primaria, de modo tal que sea posible identificar y ofrecer atención a hombres y mujeres que puedan presentar problemáticas con especificidad de género, tales como estrés en general, estrés relacionado con la falta de trabajo e ingresos, depresión, riesgo de suicidio y consumo excesivo de alcohol.
Diseñar programas transformadores de género para poblaciones de hombres que han ejercido violencia hacia sus parejas, incluyendo en dichos programas el abordaje del consumo de alcohol, uso de armas, actitudes de género inequitativas, etc. Estos programas deben trabajar en red con los servicios de atención a mujeres y deben contar con evaluación y supervisión adecuada.
• Como comentario final se puede afirmar la importancia de realizar esfuerzos “macro” y estructurales – involucrando al sistema de salud, al sistema escolar, a las políticas públicas en seguridad ciudadana, y políticas de reducción de pobreza – buscando transformar masculinidades violentas en masculinidades basadas en el cuidado y el respeto. Estas transformaciones requieren de cambios en normas de género, en formas de socialización de los niños (y las niñas) y jóvenes, como también estrategias como campañas que enfaticen no solamente derechos sino que también promuevan un cuestionamiento sobre lo que significa ser hombres en la América Latina de hoy.

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