lunes, 25 de noviembre de 2013

GRUPO FOCAL




¿Alguna vez han ido testigos de algún caso de discriminación en la universidad?
Según refirieron las entrevistadas jamás han sido testigo de un caso de discriminación.

¿Qué pensarías si vez a una persona de tez blanca intentando abrir un carro? ¿Qué pensarías si vez a una persona de rasgos andinos  intentando abrir un carro?
Según refieres las entrevistadas en caso de ver a una persona de tez blanca piensan que se ha olvidado las llaves de su carro o que simplemente no puede abrir la puerta del carro diferente pasa en el caso de la persona de rasgos andinos ellas concluyen que en ese caso el estaría intentando robar el vehículo.

¿Qué parte de tu cuerpo cambiarían ustedes?
La mayoría de las entrevistadas dijeron que les gustaría ser más altas.

¿Qué es para ustedes ser racista?
-       Refirieron que ser racista es no aceptar a los demás por como son.
-       No comprender a las personas y discriminarlas, creyéndose con un estado de superioridad.

¿Qué es lo que hace que una persona sea racista?
-       Una persona para ser racista discriminado, se cree mejor y es una persona egocéntrica que se cree superior a los demás.

¿Qué medidas creen que se pueden tomar para evitar el racismo?
-       Lo recomendable sería hacer charlas y concientizar a las personas sobre este tema de gran importancia.


Adicional para monografía

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Monografía

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA
MONOGRAFIA
DISCRIMINACIÓN Y RACISMO
AUTORES:
-       Condor Cotrina, Yessenia Catterine.
-       Cubas Rodríguez, Roberto Carlos.
-       Encarnación Aguirre, Antonny.
-       Rengifo Ruiz, Leslie
ASESOR:
Ps. Lenin Walter Cárdenas Angulo

TRUJILLO-PERU

2013



ÍNDICE

I.                DEDICATORIA
II.                AGRADECIMIENTO
III.                INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I:
1. EL RACISMO
1.1. Definición………………………………………………………….…..…7
1.2. Doctrina………………………………………………………….…..…..8
1.3. Antirracismo………………………………………………………..……9

CAPÍTULO II:
2. EL RACISMO EN LA ANTIGÜEDAD
2.1. El origen del racismo……………………………………………….…10
2.2. Formas del racismo contemporáneo………………………….…….12
2.3. En la psicología social………………………………………………...14
2.4. El origen de las razas……………………………………….…………15

CAPÍTULO III:
3. EL RACISMO EN EL PERÚ
3.1. Antecedentes……………………………………………..…………..17
3.2. ¿Somos o no somos racistas los peruanos?...............................20
3.3. La mesa contra el racismo……………………………………………26
3.4. Razones de la aparición tardía de un movimiento contra el racismo en el Perú……………………………………………………………………….34


CAPITULO IV:
4. DISCRIMINACIÓN EN EL PERÚ
4.1 La discriminación en el Perú……………………………………….41
4.2 Marco legal contra la discriminación en el Perú…………………42
4.3 Clasificación de las ordenanzas contra la discriminación….….44

CAPITULO V:
5. CONSECUENCIAS Y SOLUCIONES DEL RACISMO
5.1. En el ser humano y en la sociedad……………….…………….46
5.2. La lucha contra el racismo……………..……………,.…………48
5.3. ¿Cómo afrontarlo?...............................................,.................50

V.           CONCLUSIONES…………………………………..………………54
VI.          ANEXOS……………………………………………………………..55
VII.         BIBLIOGRAFIA…………………………………………………….57



CAPÍTULO I
EL RACISMO
1.1. Definición
Se puede definir al racismo como un modo de dominación social que se funda en identificar diferencias entre la gente, diferencias que son integradas para dar lugar a una clasificación que va de un extremo superior (lo moral, sabio y hermoso) hasta otro inferior (lo perverso, ignorante y horrible). En el racismo, a diferencia de otros modos de jerarquización social, las diferencias son naturalizadas; es decir, son vistas y postuladas como sustanciales e insuperables. En alguna medida, toda colectividad humana tiende hacia el racismo. Los semejantes entre sí suelen producir una imagen del otro, del diferente, como inferior: sus rasgos son feos, su lenguaje es ridículo y sus costumbres no son las normales. Esta tendencia puede variar mucho pero es un hecho que despreciar al otro vigoriza la propia autoestima. Frente al foráneo las afinidades resaltan de modo que los miembros de una comunidad se sienten más cercanos y próximos. (1)
El extraño es quien no participa en la “cosa” o “esencia” que nos define como miembros de una colectividad. Esa esencia (que nadie sabe, exactamente, que es, pero que todos tenemos que presumir conocer muy bien) nos debe brindar un sentimiento de orgullo, una satisfacción que nos tendría que inclinar hacia la endogamia. Por tanto, para no traicionar al grupo, debemos casarnos con gente como nosotros. No obstante, cuando el foráneo es nuestro vecino el otro deja de ser una presencia hipotética y lejana. Entonces el racismo es una realidad inmediata. Digamos que hay colectividades cuyas particularidades más entrañables son estigmatizadas como inferiores de modo que se justifica, se naturaliza, la dominación sobre ellas. En un mismo espacio coexisten grupos entre los que reina una repulsión que acentúa la unidad interior de cada uno.
1.2. Doctrina
Van den Berghe lo define ampliamente como un conjunto de creencias, que está en la base de las prácticas discriminatorias y que justifica relaciones desiguales entre los grupos. (2)
Comas,  considera que el prejuicio racial sirve para justificar la explotación de un grupo en la sociedad de clases. “el prejuicio racial es una actitud social propagada entre la gente por una clase explotadora a fin de estigmatizar a algún grupo como inferior…..”
Para Leiris, el racismo tiene un gran contenido, no limitándose a las creencias sino incluyendo las prácticas y las estructuras discriminatorias. “Engloba ideologías racistas, comportamientos discriminatorios, disposiciones estructurales y practicas institucionalizadas…”
Jones, más bien desagrega el racismo en tres tipos. El primero para él es el racismo individual, el cual es definido como un prejuicio, una actitud sobre la raza, que permite conductas discriminatorias. El segundo es el racismo institucional referido a políticas institucionales que restringen las oportunidades de la gente. Y el tercero es el racismo cultural, que incluye elementos de los anteriores y puede ser definido como una excepción individual y/o institucional de la superioridad de una herencia cultural sobre  otras de otras razas.
Memmi: “…la valoración, generaliza y definitiva de diferencias biológicas reales o imaginarias como fin de justificar una agresión.
Claude Levi Strauss, “…doctrina que pretende ver en los caracteres intelectuales y morales atributos a un conjunto de individuos…patrimonio genético común”
Flores Galindo, Un conjunto de creencias que cumple un rol social de justificarla dominación.
Portocarrero, la idea fundamental es que existe una desigualdad natural entre las razas: algunas serán superiores o inferiores. A esta creencia corresponde sentimiento de desprecio u odio y un trato autoritario.
1.3. Antirracismo
A principios del siglo XX tuvo lugar una toma de conciencia internacional del fenómeno del racismo. Los procesos de Nuremberg a los crímenes de guerra nazis crearon una situación psicológica y política decisiva en la voluntad de las naciones para erradicar los racismos sin embargo, en la sociedad actual aún perduran formas de racismo. (3)
El apartheid en África del sur ha ignorado estos acuerdos sistemáticamente hasta 1990.La masacre de la minoría tutsi en Ruanda en 1993 y la limpieza étnica emprendida por los serbios contra los albaneses en la antigua Yugoslavia a partir de 1991, son claras violaciones de los acuerdos internacionales.
Aunque el racismo no se haya erradicado, la ideología en la que se basa ha sido sometida a una crítica radical en la segunda mitad del siglo XX. La ciencia ha rechazado el concepto de raza poniendo en evidencia su carácter subjetivo, basado en perjuicios. Antropólogos, biólogos, genetistas y sociólogos han demostrado que la noción de raza carecía de sentido en la medida en que él genera humano es uno e indivisible.
Organizaciones antirracistas nacionales e internacionales luchan contra cualquier forma de discriminación. Las actitudes racistas que combaten numerosas organizaciones tienen en buena medida razones psicológicas
Se fundan en reacciones de  miedo ante la diversidad y a la incomprensión de lo  desconocido, que engendra sentimientos de odio y una  violencia muchas veces mal dirigida. Debido a la  complejidad del fenómeno, el racismo es difícil de combatir.

CAPÍTULO II
EL RACISMO EN LA ANTIGÜEDAD
 2.1. El origen del racismo.
Sucede que la mayoría de las teorías sociológicas que intentas explicar el fenómeno vinculan la aparición del racismo a occidente, al desarrollo del capitalismo para justificar la explotación de las colonias con la que se pudo consolidar el orden capitalista mundial. (4)
Bastide, Cuche (1975: 96) Con el nacimiento del capitalismo, las transformaciones sociales que ello implico, el perjuicio racial se convirtió en un acto de defensa  del grupo dominante contra el grupo dominado.
Para otro el racismo es una creación burguesa para dividir a la clase obrera en segmentos hostiles entre sí (Marxismo). Un pensador marxista  fue José Carlos Mariátegui con su análisis “Problemas de las razas en América Latina” el ve al racismo como una elaboración ideológica destinada a justificar una dominación, un perjuicio, pero derivado de un interés concreto de un sector social.
Otro punto para tocar es el tema de el texto más importante del mundo La Biblia que señala “todos los hombres somos iguales e hijos de Dios”, para Poliakov citado por Portocarrero intenta probar lo contrario las primeras manifestaciones de racismo se justifican con la Biblia.
Las genealogías básicas en las que se sustenta el racismo, no parten de Adán  si no de Noé y sus hijos, quienes con sus esposas sobreviven al diluvio. Se atribuye a Jafet de donde descienden los europeos, los asiáticos de Sem  y los africanos hijos de Cam que  de acuerdo a la biblia fueron objeto de una maldición... y Canaán debe ser su sirviente (Génesis IX).
“… quedo embriagado y echose desnudo en medio de su tienda. Lo cual como hubiese sido visto por Cam, padre de Canaán….y dijo Noé: maldito sea Canaán, esclavo será de los esclavos de sus hermanos…
Este es el pasaje que dará sustento a las primeras explicaciones racistas, otro punto es la doctrina metafísica española de la pureza de la sangre inicialmente impuesta para segregar creyentes de no creyentes, (musulmanes y judíos) lo que constituye una discriminación religioso-cultural.
Con la socio biología ha resultado que hay un componente biológico en las relaciones sociales Stone(s/f: 30) y apoyada por Van den Berghe y postula: las personas son racistas porque están genéticamente programada para que favorezca a los suyos en contra posición a los otros… transmisión genética y acceso sexual a las mujeres  vista como la asignada a la tarea reproductiva.
Para la psicología es racismo es natural cuando dos grupos humanos entrar en contacto  por una especie de horror por las diferencias…pero tampoco explica el fenómeno del racismo.
La antigua práctica de la esclavitud y de la servidumbre ilustra las relaciones de dominio que han existido en la historia en etnias y pueblos diferentes, incluso dentro de sociedades y grupos culturales. Señores y esclavos podrían pertenecer a un mismo origen étnico, pero las diferencias sociales estaban claramente marcadas: los esclavos no tenían derechos, ni siquiera el de ciudadano.
La misma regla se aplicó a los pueblos vencidos en la guerra y reducidos a la esclavitud. Este último ejemplo en el que la opresión se ejerce sobre grupos humanos específicos, culturalmente diferentes de sus opresores, se corresponden con las tesis racistas formuladas en la época moderna y su práctica. (5)
Las primeras colonizaciones marcan el principio de las servidumbres de etnias específicas que iban a convertirse en pueblos dominados. Al extenderse el colonialismo, Europa se arrogó una misión cultural, adoptando como vocación ideológica la educación social y religiosa de los pueblos llamados "salvajes”, cuya cultura fue sistemáticamente ignorada y abocada a la desaparición. El progreso científico y técnico que tuvo lugar en Europa contribuyo a reforzar el sentimiento de superioridad de los occidentales, que consideraron si supremacía como natural e inherente a su civilización.  La colonización de América del Norte y del Sur, la de Australia entre los siglos XVII y XVIII, la política colonialista de Japón en el siglo XX o el Holocausto en Europa, son otros tantos ejemplos del racismo.
2.2. Formas del racismo contemporáneo
Históricamente, el racismo ha servido para justificar crímenes contra la humanidad como el Genocidio es un delito internacional que comprende cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racional o religioso como tal; estos actos comprenden la matanza y lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo.
Y diversas formas de dominación de las personas como la Esclavitud como institución jurídica, es una situación por la cual una persona "el esclavo" es propiedad de otra "el amo"; es una forma particular de relaciones de producción, característica de un determinado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas en la evolución de la historia económica. (6)
La Servidumbre es una forma de costumbre social y jurídico típica del feudalismo mediante la que una persona queda al servicio y sujeta al señorío de otra, un siervo era una persona que servía en unas condiciones próximas a la esclavitud.
El Colonialismo, es la influencia o la dominación de un país por parte de otro, habitualmente más poderoso económica o militarmente, de una forma violenta a través de una invasión militar, o sutil sin que intervenga la fuerza .El Neocolonialismo  es diferente al colonialismo, que se caracteriza por un control directo. Así, se emplea la fuerza militar para la ocupación del país y se establecen colonos procedentes de la metrópoli en el territorio sujeto a dominación. Y el Imperialismo es la doctrina política que justifica la dominación de un pueblo o estado sobre otros; habitualmente mediante distintos tipos de colonización, de poblamiento, de explotación económica, de presencia militar estratégica,  o por la subordinación cultural.
El racismo suele estar también relacionado con el Etnocentrismo suele implicar la creencia de que el grupo étnico propio es el más importante, o que algunos o todos los aspectos de la cultura propia sean superiores a los de otras culturas. Y la  Xenofobia  es el miedo, hostilidad, rechazo u odio al extranjero, con manifestaciones que van desde el rechazo más o menos manifiesto, el desprecio y las amenazas, hasta las agresiones y asesinatos. Una de las formas más comunes de xenofobia es la que se ejerce en función de la raza, esto es el racismo.
Por ejemplo, Hannah Arendt fue una filosofa política alemana de origen judío, una de las más influyentes del siglo XX,  se situaba de forma crítica frente a la democracias representativa y prefería un sistema de consejo o formas de democracia directa.
En Los orígenes del Totalitarismo Se conoce como a las ideologías , los movimientos y los regímenes políticos donde la libertad está seriamente restringida y el Estado ejerce todo el poder sin divisiones  ni restricciones, señaló que la ideología racista conocida como "racismo popular", que se desarrolló a fines del siglo XIX, se usó para legitimizar la conquista imperialista de territorios extranjeros y los crímenes que le siguieron, tales como el genocidio de Herero y Namaqua (1904-1907) o el Genocidio Armenio (1915-1917). Se caracterizó por su brutalidad en las masacres y la utilización de marchas forzadas con las deportaciones en condiciones extremas, que generalmente llevaba a la muerte a muchos de los deportados. Otros grupos étnicos también fueron masacrados por el Imperio otomano durante este período, entre ellos los asirios, los griegos de Ponto y los Serbios.
El racismo es hoy definido en todas las instancias y foros internacionales como una afrenta a la dignidad humana básica y una violación de los derechos humanos. Un número importante de tratados internacionales ha intentado terminar con el racismo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) utiliza una definición de discriminación racial asentada en la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial.

En algunos países hoy en día está penalizado el racismo desde penas menores hasta mayores, considerando esta discriminación como delito lo mismo que sucede por orientación sexual, cultural u otra característica. Algunos la penalizan con sanciones como puede ser el cobro de multas con dinero.
 2.3. En la psicología social
La Psicología Social ha abordado el tema del racismo desde diferentes puntos de vista y ha ahondado, sobre todo, en su metodología de diagnóstico y medición; es por eso que no puede dejar de abordarse, aunque sea breve mente y de forma general. Dentro de esta rama científica, el fenómeno del racismo se basa en la percepción social (la forma de entender al otro y a nosotros mismos).En términos generales dicha percepción no es más que el intento por interpretar las pistas que los otros dejan ver para saber qué comportamiento tener hacia ellos en determinadas situaciones (Rodríguez, 2002).Dichas pistas pueden ser incluso no verbales y las personas las interpretan atribuyéndolas significados distintos que no siempre coinciden con el que el emisor deseaba. Esta mala interpretación se llama atribución  y se debe a la variedad de canales utilizados para la percepción social, los cuales no siempre son fidedignos. (Rodríguez, 2002) (7)
La cognición social es la forma en que notamos, interpretamos, recordamos y usamos la información sobre el mundo social .El científico social debe siempre tener presente que los seres humanos somos entes que preferimos usar la “ley del mínimo esfuerzo” cognitivo para interpretar situaciones sociales.(Iñigo, 2002).
Con esto se busca no tener una sobrecarga de información y para ello se usan estrategias designadas de interpretación (estereotipos) que facilitan o acortan el proceso de atribución. Dichas estrategias de mínimo esfuerzo son básicamente dos (Guil, 2004):
Las Heurísticas: que son reglas para tomar decisiones, facilitan inferir o sacar conclusiones de forma rápida y fácil. Son atajos mentales pero también prejuicios basados en la apariencia.
Las Vías: son errores y distorsiones que aparecen en el pensamiento social, se ocasionan por la heurística (prejuicios sociales).Se definen también como la forma de asociar grupos taxonómicos en base a lo primero que venga a lamente; por ejemplo: los indígenas son tontos, borrachos, sucios, conformistas y haraganes, por eso son pobres.
Respecto a las actitudes racistas, afirma que éstas se aprenden social mente de los otros a través tres métodos: el condicionamiento clásico (aprendizaje basado en la asociación), el condicionamiento instrumental (aprender a expresar la visión políticamente correcta) y el modelado, que implica aprender a través del ejemplo. En otras palabras, las actitudes se aprenden por experiencia directa de la vida cultural y la convivencia social. (Iñigo, 2002).
Es importante mencionar que Van Dijk (2003; 2003a), Linares (2004) e Iñigo (2002) afirman que los medios masivos de comunicación pueden moldear las actitudes a través de la persuasión (el proceso de cambiar actitudes).La persuasión tiene dos vías para cambiar actitudes: a. La ruta central, que es el cambio ocasionado por el mensaje y sus argumentos centrales. La ruta periférica, que consiste en un cambio automático e inconsciente. El Modelo de influencia social (Moral, 2004) afirma que entre menor sea el grupo, mayor presión individual ejercerá sobre sus miembros; esto implicaría para efectos de esta tesis que un grupo elitista, pequeño por antonomasia, ejercerá mayor presión sobre los individuos que quieren pertenecer a él. (8)
2.4. El origen de las razas.
La antropología física fue creada para el estudio y clasificación  de las razas Bernier (filosofo francés) por primera vez se utilizo el término raza, estas eran: la europea, la africana, la china y la lapona. La mayoría de los biólogos y antropólogos físicos han tenido profundas dudas sobre la validez de las clasificaciones raciales la noción de una raza pura es una ilusión y todos los grupos poblacionales mas representativos definidos  socialmente como razas también. (9)
Stavenhagen (1992:56) La importancia atribuida a la raza… tiene sus raíces en la ideología hegemónica de la estratificación racial y de la raza blanca. Es preciso aclarar que la palabra raza nació con fines utilitarios  para la segregación. A las ciencias sociales le interesa las relaciones sociales sin importan si las afirmaciones son falaces, pasajeras fruto de la imaginación, pero son reales como cualquier cosa que nuestros sentidos perciben, por eso el termino raza es un ente social, como lo es la etnicidad. El uso confuso de  raza y grupos étnico como señala Van Den Berghe…frecuentemente dentro de los grupos étnico también existen estratificaciones de una manera muy parecida a los grupos raciales…
La etnicidad se define socialmente; pero teniendo como criterios un rango de características culturales, lingüísticas, religiosas, nacionales etc.
Debemos aceptar que existen diferencias físicas entre los seres humanos, estatura, contextura física, color de piel, etc. La antropología física y ciencias sociales han buscado la legitimación científica de las clasificaciones y de los sistemas de dominación raciales pero no lo han conseguido más el racismo y las clasificaciones raciales subsisten.
He criticado el uso del término “Étnico” cuando encubre lo racial, pero también se puede dar lo inverso encubrir lo étnico dentro de lo racial. De hecho, no solo sucede que muchas veces se llama etnocentrismo a lo que es racismo, otras veces  se usa racismo para cualquier tipo de discriminación.

CAPÍTULO III:
EL RACISMO EN EL PERÚ
3.1. ANTECEDENTES
La mayor interrogante en nuestro pasado es: ¿fueron racistas los españoles que conquistaron América y formaron aquí sus colonias? No se trata de encontrar en el pasado a los culpables de todos nuestros males. La historia no debe servir para crear buenos y malos personajes , sino más bien para confrontar el presente, para ver cuánto se diferencian nuestras concepciones de aquellas de los que nos precedieron, y cuánto aún pueden reflejarse en ellas. (10)
Muchos asumen que el racismo sólo aparece a partir del siglo XIX, pero esto es falso: la conquista y colonia se habrían desarrollado con la ayuda de un sentimiento de superioridad de los españoles sobre los indios americanos; pero éste se habría basado en la creencia de la superioridad del catolicismo sobre las religiones paganas de América, así como en un fuerte etnocentrismo.
Para Portocarrero (1992), el racismo apareció en el Perú sólo a partir del siglo XIX.
Habría sido consecuencia del resquebrajamiento del rígido orden colonial, en el que cada grupo tenía un lugar fijo en la sociedad y, por lo tanto, no habría habido necesidad de discriminación. Otro factor importante habría sido la influencia de las ideas racistas provenientes de Europa en ese siglo.
Portocarrero cambia las ideas que había expuesto en 1989 sobre el origen del racismo, pues  consideraba que “…en la América colonial tanto como en Europa habría existido racismo pero en estado práctico, no teorizado por cuanto carecía de una referencia biológica...”. En su texto de 1992 sostiene una tesis distinta: la discriminación tampoco existió sino hasta el siglo XIX: “Yéndonos atrás en el tiempo, debemos empezar por una tesis que creo que es fundamental: la discriminación surge... en el siglo XIX; el racismo es un fenómeno moderno.”
Al ser una sociedad estamental, dividida en dos repúblicas (la de indios y la de españoles), que no se pensaba a sí misma como compuesta por individuos iguales entre sí, para Portocarrero la colonia no necesitaba discriminar. La discriminación, más bien, habría aparecido con la República, con “... la idea de la sociedad como compuesta de individuos iguales, pero, paralelamente, en segundo lugar, con la idea de que no todas las razas son iguales.”
La posición de Portocarrero se centra en la tesis de que el racismo no puede existir sino en una sociedad en la que reina un credo igualitario, pero en la que persiste una práctica desigual y discriminatoria. Ello no se habría dado, en el Perú, sino hasta la República, la que paradójicamente eliminó el estatus de “indio” de la legislación. Además, se basa en las consideraciones de que no pudo existir racismo sino hasta que las explicaciones de la humanidad y la historia basadas en la Biblia cayeron en descrédito, y de que el racismo sólo existió desde que aparecieron las teorías biológicas y el concepto moderno de raza.
El sistema sudafricano del Apartheid establece una división entre blancos y negros que pretende ser bastante rígida y en el que cada cual tiene un lugar establecido por la ley.
No hay un desfase entre leyes y el accionar cotidiano, esto es para Portocarrero  uno de los requisitos para que exista discriminación: “en la sociedad colonial... podemos decir que no hay discriminación, no hay desfase entre legalidad y costumbre.”. El ejemplo de Sudáfrica se adecua a lo que señala Portocarrero sobre la sociedad colonial: “tiene la intención de construir dos mundos separados.” La propia palabra Apartheid significa “aparte”. Se trata de un régimen segregacionista con dos mundos aparte, pero uno subordinado al otro.
Para Manrique (1992, 1993), la doctrina racista de la pureza de la sangre, nacida en la Península Ibérica va a tener como consecuencia en América la división entre la república de indios y la de españoles, así como el establecimiento de las castas. Argumentando que los españoles traen a América categorías para pensar al otro en base a las experiencias producto de las largas relaciones entre las tres civilizaciones más importantes de la edad media: las de cristianos, judíos y musulmanes. El contexto mental de la conquista dentro del cual se piensa al hombre americano estuvo marcado por esas relaciones, las mismas que habían resultado, a partir de mediados del siglo XV, en una doctrina persecutoria tremendamente racista. La división establecida en América por los conquistadores entre las repúblicas de indios y de españoles, sería, en sí misma, una muestra de racismo, de esta fijación por la “sangre pura”.
Existía pues la idea de que los indios eran inferiores y que se encontraban a mitad de camino entre los hombres y los animales (Todorov, 1987). Para el dominico Tomás Ortiz, los indios eran “bestias brutas”, e “insensatos como asnos”. Para el conquistador historiador Fernández de Oviedo, los indios eran como objetos
La argumentación de Acosta en contra del racismo es notable, idéntica a la que van a probar científicamente estudiosos antirracistas cuatrocientos años después. En su Historia natural y moral de las Indias, escrita en 1590, Acosta combate vigorosamente “la falsa opinión que comúnmente se tiene de ellos “los indios”, como de gente brutal y bestial y sin entendimiento, o tan corto, que apenas merece ese nombre”.
Un autor que ha contribuido grandemente a la historia del racismo en el Perú fue Alberto Flores Galindo. Tanto en Aristocracia y plebe. Lima, 1760-1830 (1984), como en la tercera edición de Buscando un Inca (1989) incluyendo un ensayo sobre el racismo, Flores Galindo se centra en el racismo en los siglos XVIII y XIX. Da múltiples ejemplos de este fenómeno en el siglo XVIII, y considera explícitamente que “La República heredará los conflictos y las marginaciones raciales.”
Es notable la preocupación de Flores Galindo por la vida cotidiana. Entre los ejemplos de racismo en el siglo XVIII, incluye manifestaciones de denuncias y querellas judiciales en las que aparecen insultos racistas: un mestizo se pelea con un zambo esclavo que le insulta “‘choleándolo’ y diciéndole ‘otras palabras deshonestas’ ”. Recoge el caso de una mujer, a la cual se le insulta llamándola “Puta, chola, arrastrada, indigna y sobrada...”.
Cita también a Fray Francisco del Castillo, quien escribe en verso, refiriéndose a la mezcla racial: “es mejor ser perro puro / que monstruo de gato y perro”.
Lamentablemente son pocos los aportes sobre los orígenes y la historia del racismo en el Perú. La aparición del tema es aún reciente, y la tarea de escribir la historia del racismo recién empieza a ser asumida; pero considero necesario señalar una tesis importante: el racismo va a jugar un papel crucial desde el propio momento de la llegada de los españoles a América, y se va a expresar en la sevicia contra el indio americano, así como en la propia organización colonial. En palabras de Manrique (1992c: 176), con la conquista se constituyó una dominación. “... justificada ideológicamente sobre la convicción de la superioridad intrínseca de la naturaleza humana de los conquistadores en relación a la de los conquistados.”
3.2. ¿SOMOS O NO SOMOS RACISTAS LOS PERUANOS?
En el Perú, el tema del racismo genera posiciones encontradas y diversas. Resulta común presenciar conversaciones de grupo sobre el tema que derivan en una confrontación de opiniones y experiencias. Y, dado que no faltan recuerdos o vivencias de algún evento de maltrato o discriminación racial, la polémica se convierte en la contraposición de ejemplos y contra ejemplos.
Aunque es poco lo avanzado, en los últimos años las Ciencias Sociales han aportado suficientes elementos como para dejar planteados los términos de un debate sobre la naturaleza y los mecanismos del racismo peruano.
Si habría que hacer un esfuerzo por presentar un espectro de esos planteamientos, podrían mencionarse algunos nombres. Empezando por el sociólogo Gonzalo Portocarrero y los historiadores Alberto Flores Galindo y Nelson Manrique, quienes definitivamente colocaron el tema en la agenda académica a partir de los años. (11)
Desde la perspectiva teórica desarrollada por esos autores, uno de los elementos articuladores del funcionamiento de la sociedad peruana y de las relaciones sociales entre sus miembros está dado por el racismo. El racismo sería la consecuencia de un conflictivo proceso identitario marcado por el desprecio de “lo indígena” como elemento constitutivo de la nación peruana; estaría presente en el Perú de hoy, atravesaría a todos sus componentes y se expresaría bajo formas diversas (a lo que Portocarrero denominó como “racismo estético” para dar cuenta de la asociación entre raza blanca y belleza).
Sin embargo, pese a su relevancia, la discriminación racial tendería a ser negada y reprimida por Jorge Bruce quien desde la perspectiva psicoanalítica sostiene que el racismo casi siempre está asociado a afectos como la vergüenza y la culpa. Esto habría dado lugar en el Perú al desarrollo de un racismo solapado y escondido. En ese sentido, otros autores como Callirgos han insistido en la idea que el racismo marca el vínculo entre los peruanos y que tiene como contraparte una escasa valoración de “lo cholo” y una baja auto-estima personal.
En una posición claramente opuesta, ha habido quienes, como Alejandro Ortiz, cuestionan la idea del predominio del racismo en el Perú señalando que el fenotipo o la raza no tienen mayor relevancia como eje articulador de la identidad ni como motivo de discriminación.
Por su parte, en un esfuerzo por dar cuenta de la complejidad del fenómeno, autores como Walter Twanama han afirmado que la discriminación social no se produce siempre en torno al fenotipo. En todo caso, la “raza” jugará un rol importante dependiendo de las circunstancias y situaciones, y cuando es considerado como un factor de discriminación, por lo general, está asociado a otras variables como la clase social, el nivel educativo y los ingresos.
Posteriormente Martín Santos propuso un interesante esquema analítico para entender el racismo peruano señalando que el reconocimiento abierto o la negación de ese problema depende del contexto y la interacción social específica en la se implique la persona interrogada.
Entre los aportes más recientes, debe tenerse en cuenta los trabajos de Marisol de la Cadena que sostiene que en el Perú el “racismo” es más cultural que propiamente “racial”, basándose en el análisis de la concepción de “raza” y “mestizaje” desde la perspectiva de los propios sujetos indígenas.
También cabe destacar un trabajo de GRADE donde se analiza el vínculo entre racismo e identidad étnica y que confirma lo señalado por algunos autores en el sentido de que el racismo peruano no es unidireccional. En el Perú no se aplica la figura de un grupo étnico-racial “blanco” dominante que “discrimina” a un grupo “indígena” subordinado. Lo que parece ocurrir acá es una suerte de discriminación racial “en cascada” que se inicia en el vértice de la pirámide social pero que continúa hasta llegar a la base de la misma, en una dinámica simultánea donde el que se considera “más blanco” discrimina o “cholea” al “menos blanco”, éste a su vez “cholea” al “más indígena”, y así sucesivamente.
Más recientemente, otro estudio de GRADE sobre discriminación en el acceso a los servicios de salud aporta mayores evidencias sobre el tema. Se trata de una investigación basada en entrevistas y grupos focales que llega a la conclusión que para personas de origen indígena la “raza” no representa en sí misma un elemento de articulación de su identidad, como tampoco constituye el principal factor de discriminación.
Pero volvamos a la pregunta que titula el presente artículo: “¿Somos o no racistas los peruanos?” Quizás una formulación más adecuada del problema debería trascender la dicotomía implícita en la pregunta y buscar determinar cuán extendidas son las prácticas racistas y cuáles son los mecanismos a través de los que éstas se producen. Por lo pronto, la investigación social realizada en el Perú no parece proporcionar evidencia suficiente para llegar a conclusiones definitivas. Hace falta continuar realizando más estudios y confrontando hallazgos a la luz de un desarrollo conceptual y teórico necesario para su interpretación. Mientras tanto, veamos qué es lo que nos dicen algunas cifras recientes y los resultados de investigaciones realizadas en nuestro medio. 
Un primer asunto que deberá abordar la investigación académica es determinar cuán extendido está el racismo en nuestro medio. Si se toman en cuenta las percepciones de las personas acerca del racismo, se observará que no existe consenso en torno a los alcances del mismo.
Según una encuesta realizada en el año 2004, las posiciones estarían divididas por igual en el Perú: mientras que el 51 % de los encuestados señalan que nuestra sociedad es poco o nada racista, un 49 % opina que es bastante o muy racista.
También resultan útiles los resultados de un estudio de GRADE, según los cuales casi las 2/3 partes de los entrevistados señaló haber sufrido o experimentado algún evento de discriminación.  Sin embargo, cuando se indagó sobre los motivos de esa discriminación, la mayor parte de ciudadanos hicieron referencia a la “falta de conocidos” o “contactos” (50 %), el estrato socioeconómico de pertenencia (28 %) y la edad (15 %). Sólo el 7 % mencionó la “raza”.
Por otro lado, el ya citado estudio de ubicó como causas de discriminación a la “condición socioeconómica” (45 %), y la “edad” (26 %). Como motivos de menor importancia aparecen la “raza” (16 %) y el “lugar de origen” (15 %).
Con este recuento de cifras no se pretende negar la existencia del racismo en nuestro país pero sí entenderlo y ubicarlo en su verdadera dimensión. Y lo que se puede concluir al respecto es que si bien la discriminación parece ser un asunto presente en la experiencia y la subjetividad de los peruanos el rol que juega la raza o la discriminación racial es menor al de otros factores sociales (como, por ejemplo, la clase social).
Sin embargo, más allá de la importancia de la discriminación racial resulta necesario avanzar en el conocimiento del racismo en algunos ámbitos específicos de la sociedad y la economía del país. En ese sentido, debe tenerse en cuenta los hallazgos de tres trabajos referidos a los mercados laborales y las transacciones económicas. 
El primero es un estudio que podría considerarse pionero en el tema y que realizó un equipo de economistas de GRADE en base a información de la Encuesta de Niveles de Vida del año 2001 a la que se añadió un módulo específico para caracterizar a las personas según su pertenencia “racial”. Aplicando técnicas econométricas de análisis, los autores hallaron que una parte sustancial de las diferencias de ingresos entre los grupos raciales no pueden ser explicadas por diferencias de características individuales (como el capital humano o educación de la persona) sino, más bien, por la pertenencia racial de las personas. Las conclusiones del estudio, por lo tanto, abonaban a favor de la existencia de diferencias de ingresos que se explicarían por la persistencia de racismo en nuestra sociedad.
El segundo estudio fue realizado en Lima Metropolitana y estuvo orientado a analizar la existencia de discriminación racial en las prácticas de contratación en el mercado laboral. La investigación no encontró evidencias de discriminación, dado que se no se registraron diferencias significativas  en las tasas de contratación para “blancos” e “indígenas”. Ello ha llevado a afirmar a uno de los autores lo siguiente: “Es cierto, hay diferencias en resultados en los mercados de trabajo según características raciales y de género, pero ello no es evidencia de discriminación. Los problemas de diferencias raciales se encuentran principalmente en el sistema educativo, [en cambio] los de las diferencias de género en el mercado laboral”.
En efecto, el autor citado ha llegado a sugerir que el problema de discriminación de género es más fuerte que la discriminación racial, al menos en ámbitos como el mercado laboral limeño. Ha señalado que esa discriminación de género actúa a través de mecanismos de auto-selección fijados en expectativas o pretensiones salariales más bajas entre las mujeres.
Como bien han advertido los mismos autores, los hallazgos de este estudio deben sopesarse teniendo en cuenta las limitaciones que presenta. Se trata de una investigación realizada con una muestra acotada de solicitantes de que usan un servicio del Ministerio de Trabajo y en un mercado de trabajo de tres ocupaciones específicas: secretarias, vendedores y asistentes (contables y administrativos).
Por último, el tercer estudio fue realizado en el año 2007 con un grupo representativo de jóvenes de diversos sectores sociales de Lima y se basó en un experimento consistente en un juego de simulación de transacciones de inversión en alianza con un “socio” libremente elegido.
Los resultados mostraron que si bien al inicio las personas manifestaron preferencias de asociación a favor de las personas altas y “blancas”; al momento de recibir información sobre el (mejor o peor) desempeño de las personas los estereotipos raciales perdían importancia.
Los resultados de estos tres estudios comentados constituyen un avance hacia el conocimiento del fenómeno. Sin embargo, debe señalarse que se trata de un análisis centrado en el comportamiento de las personas en una esfera específica: el mercado. Hace falta más investigaciones que abarquen otros ámbitos de la vida social y que tengan como contextos institucionales el acceso a ciertos servicios (por ejemplo, salud), o determinados espacios de socialización (como la escuela o la familia). Se requieren, finalmente, mayores evidencias que demuestren que los peruanos no sólo manejamos prejuicios y estereotipos raciales sino que los ponemos en práctica al momento de relacionarnos entre nosotros  en los distintos ámbitos de la esfera social, cultural y económica.
En ese sentido, es importante tener cuenta el fenómeno de discriminación racial en sus diversas manifestaciones y formas. Es probable que existan esferas como la de los medios de comunicación o la publicidad comercial donde esas prácticas sean más comunes. Y tiene mucho sentido prever que habrá espacios sociales donde la diferenciación y el trato diferenciado en base al “color de piel” tengan mayor relevancia y se exprese en actos de discriminación.
3.3. LA MESA CONTRA EL RACISMO
Hacia fines de los años noventa, un primer detonante de acciones antirracistas fue la aparición de numerosos locales racistas en Lima y otras ciudades del Perú.
A partir de 1995, luego de casi quince años de violencia política y toques de queda, la vida nocturna renació en Lima. Durante ese período, sin embargo, la sociedad había ido cambiando y un sector de la población, de rasgos andinos y mestizos, había mejorado sus condiciones de vida, pudiendo ser considerado parte de la clase media. Ellos deseaban acudir a los nuevos locales de mayor prestigio o mayor costo que frecuentaban sus compañeros de estudio o de trabajo. (12)
Sin embargo, muchos jóvenes peruanos de ascendencia europea consideraban inadecuada la presencia de mestizos, andinos o negros en las discotecas exclusivas, dado que se trataba de locales donde la apariencia física era fundamental, por estar vinculados a la búsqueda de pareja, que obligatoriamente debía ser blanca. Para complacer a sus clientes, los dueños de varios locales decidieron impedir el ingreso a todos los que no tuvieran dichos rasgos, generando locales ¨étnicamente puros”.
Estas prácticas pronto fueron denunciadas en diversos medios de comunicación, aprovechando que, en tiempos de Fujimori, se trataba de denuncias que no tenían grandes consecuencias políticas. En el año 1998, INDECOPI sancionó a cuatro discotecas en Miraflores y Barranco por sus prácticas racistas. Sin embargo, los establecimientos apelaron la decisión y la Sala Corporativa Transitoria de Derecho Público de la Corte Superior de Lima emitió una sentencia señalando que los establecimientos abiertos al público tenían el derecho de elegir a sus clientes, basándose en la libertad de contratación, y prohibía a INDECOPI intervenir al respecto.
Esta sentencia motivó un fuerte rechazo de la población, dirigentes políticos y medios de comunicación. Paralelamente, se difundieron similares prácticas por parte de diversos locales cusqueños que sólo admitían turistas de ascendencia anglosajona o europea y excluían a los peruanos, especialmente a los de rasgos andinos. Se hicieron evidentes otras prácticas racistas en algunos cafés, donde los clientes de rasgos andinos o mestizos eran atendidos sólo si se colocaban lejos de las paredes de vidrio, para que fueran menos evidentes.
Ante esta situación, grupos afroperuanos y activistas por los derechos humanos convocaron a una protesta en la avenida Larco ante uno de los locales racistas más conocidos, la discoteca TheEdge. En la concentración participaron varios centenares de personas y fue ampliamente cubierta por los medios de comunicación. Pocas semanas después, el Congreso aprobó la Ley 27049, que estableció la prohibición de discriminar a los consumidores.
En las semanas siguientes, las organizaciones participantes en la protesta decidieron desarrollar acciones más permanentes formando la Mesa contra la Discriminación, que funcionó desde la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. La principal acción de la Mesa fue la elaboración del Informe Alternativo de la sociedad civil al Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de las Naciones Unidas.
Sin embargo, hacia fines del 1999, las reuniones fueron haciéndose menos concurridas hasta que finalmente se suspendieron. Posiblemente, la principal razón para ello era que la Mesa tenía una agenda demasiado amplia, en la cual cada agrupación, sean personas con discapacidad, agrupaciones feministas u homosexuales tenía más interés en lograr prevalecer sus propias demandas, sin que fuera posible trazarse planteamientos comunes, debido a que se trataba de aspectos muy específicos. Se manifestaba también una cierta competencia por el espacio. Sin embargo, nunca se señaló que oficialmente la Mesa había quedado disuelta.
Algunas personas que habían participado en la Mesa contra la Discriminación decidieron continuar realizando acciones a título individual, convocando a otras personas preocupadas por esta problemática, sin pensar en una institucionalidad específica. 
De igual forma, un grupo de jóvenes estudiantes y profesionales decidió conformar el Grupo Impulsor contra el Racismo, GIM, que también buscaba realizar incidencia al respecto, aunque tenían muchas dificultades por llegar a los medios de comunicación. Sin embargo, las activistas del GIM lograron ser conocidas por algunas organizaciones de derechos humanos.
3.3.1. Analizando el contexto
El surgimiento de la Mesa contra el Racismo en el año 2004, así como la acogida que tuvieron las acciones antirracistas que se llevaron a cabo en los años siguientes se cree que se puede explicar por varias razones:
a. Cambios en la situación socioeconómica de las personas de rasgos andinos y mestizos.
La paulatina mejora de las condiciones de vida de las personas de rasgos andinos y mestizos fue generando que la discriminación se hiciera más visible. De esta manera, muchas personas que tenían acceso a una universidad o un supermercado se veían discriminadas en determinados establecimientos, como playas y discotecas, donde todavía era importante el atractivo físico, asociado comúnmente a los rasgos europeos.
De la misma forma, se volvía más chocante la publicidad con su criterio mono racial, pese a que los consumidores peruanos ya no eran solamente los descendientes de europeos.
b. Aparición de locales abiertamente racistas.
La aparición de locales de un racismo explícito como The Edge, Mística, The Piano, Aura, Mama Batata y Gótica generó mucha controversia. Hasta entonces, era comúnmente aceptada la existencia de diferencias económicas, que permitía encubrir el racismo.
Estos locales rompieron el tabú peruano que prohibía hacer explícito el racismo. Los sucesivos incidentes en que muchas personas fueron impedidas de ingresar a dichas discotecas generaron mucha indignación en la opinión pública y llamaron la atención de los medios de comunicación.
c. Mayor visibilidad del racismo debido a las campañas publicitarias de las nuevas tiendas por departamentos.
Si bien la publicidad tradicionalmente era racista en el Perú, la llegada de las tiendas chilenas Falabella (bajo la denominación Saga Falabella) y Ripley motivó una estrategia publicitaria con una agresividad sin precedentes para los consumidores limeños. Las dos tiendas empleaban numerosos afiches y paneles en lugares públicos y por primera vez se distribuían catálogos a los domicilios de los consumidores.
En todas las imágenes que usaban Falabella y Ripley anunciando sus productos aparecían solamente personas blancas, en su abrumadora mayoría rubias. Se quería enfatizar así la noción de belleza asociada a determinados rasgos, haciendo así más visible el racismo, en un momento histórico en que muchas personas andinas y mestizas habían alcanzado el poder adquisitivo les permitía frecuentar esas tiendas.
d. El discurso neoliberal pretendía homogeneizar a los peruanos en función de su capacidad económica.
La existencia de prácticas racistas era una clara contradicción con el discurso neoliberal, que aseveraba que las personas podían acceder a determinados espacios en cuanto tuvieran los recursos económicos para ello.
Sin embargo, la afirmación de las consideraciones étnicas frente a los consumidores tenía también una racionalidad económica: un sector de la población deseaba acudir a locales donde no tuvieran mayor contacto con aquellos sectores que discriminaban. De esta forma, era preferible restringir la capacidad de consumo de algunas personas, para así lograr la imagen y la composición étnica que un número mayor de consumidores buscaba.
e. Publicación del Informe de la Comisión de la Verdad
En agosto del 2003, luego de muchos años en que la mayoría de peruanos había preferido olvidar los hechos de violencia política, se realizó la publicación del Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
La brutalidad y crueldad de crímenes que por casi veinte años habían sido ocultados de la conciencia nacional, generaron una fuerte conmoción en numerosas personas, especialmente académicos, intelectuales, estudiantes y grupos religiosos.
Sin embargo, fue muy importante que no solamente fueran señalados los hechos del pasado, sino que se buscara analizar el contexto y las causas de los crímenes. En ese contexto, la CVR señaló que el racismo había sido uno de los elementos que explicaba la violencia hacia los campesinos, estableciendo que el porcentaje de víctimas quechuahablantes había sido el 75%. Evidentemente, aunque no se decía así, los quechuahablantes eran personas de rasgos indígenas.
El racismo aparecía como un grave problema no resuelto de la sociedad peruana y la CVR planteó que la necesidad de un pacto fundacional, que implicaría atender a los más vulnerables y evitar que se produjeran nuevamente hechos similares.
f. Disminución de las violaciones graves de los derechos humanos.
El contexto político en el que surgió el movimiento contra el racismo fue el régimen de Alejandro Toledo, durante el cual las violaciones a los derechos humanos disminuyeron sustancialmente y muchas personas consideraban que eran una situación perteneciente al pasado.
Con la confianza que ya no se producirían situaciones de emergencia, varias instituciones de derechos humanos consideraron que había llegado el momento de enfrentar las causas que generaron las violaciones de derechos humanos, como la falta de institucionalidad en algunos sectores estatales. Enfrentar el racismo tenía coherencia con esta perspectiva de promover reformas sociales. 
g. Incidencia de reflexiones sobre el racismo
Desde los sucesos de las discotecas racistas del año 1998, existió mucho interés en medios de comunicación y sectores académicos por comprender esta problemática. De esta forma, fueron difundidos libros y artículos escritos en años anteriores por Juan Carlos Callirgos, Nelson Manrique y Gonzalo Portocarrero.
El tema del racismo apareció en varias ocasiones en la revista Ideele, y en el boletín electrónico del Instituto de Defensa Legal, Ideele Mail. De esta manera se fue generando un espacio de sensibilización en la opinión pública.
En el año 2004, el mismo en que surgió la Mesa contra el Racismo, Portocarrero sostenía: “El gran obstáculo para la realización del proyecto nacional moderno en el Perú ha sido el racismo y la consiguiente fragmentación social”.
El conversatorio de lanzamiento
A fines del año 2003, algunos integrantes de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y el Instituto de Defensa Legal decidieron que las conclusiones del Informe de la Comisión de la Verdad, obligaban a enfocar el tema del racismo de una manera distinta a la tradicional (discotecas, publicidad), para lo cual organizaron un conversatorio donde se analizaba la relación entre el racismo y la violencia política.
Los expositores fueron Carlos Iván Degregori, Jorge Bruce, Guillermo Nugent y Wilfredo Ardito, quienes lograron complementar sus exposiciones, de manera que fue posible comprender el racismo como una situación que no sólo explicaba las violaciones a los derechos humanos, sino la indiferencia que el resto de la sociedad sentía al respecto, debido a los rasgos físicos de las víctimas.
Bruce señaló que, por su trabajo como psicoanalista de muchas personas de clase alta, no creía que las muertes de los campesinos generaran indiferencia, sino satisfacción, en el sentido que sus pacientes habían crecido con la convicción que los problemas del Perú se debían a la presencia de los indios y que si ellos desaparecían, el Perú podía ser un país más desarrollado. El señalaba que muchos peruanos vivían una “alucinación negativa” por la cual las personas de rasgos andinos eran invisibles para ellos.
Degregori además explicó la doble característica de la palabra cholo, como alguien que no conoce su lugar, sea porque migró desde la Sierra “donde supuestamente debió haberse quedado” o porque no conoce su lugar en la jerarquía social tradicional y se cree igual a “las personas decentes”.
Ardito señaló que el racismo, además, protegía la sensibilidad de los peruanos más afortunados, haciéndoles creer que la pobreza y el abandono que vivían los peruanos indígenas era “natural”. Luego del conflicto armado, la esterilización masiva de mujeres indígenas había generado la misma indiferencia o la convicción que “era lo mejor”. En la línea de Bruce, señaló que existía una “fantasía de exterminio”, por la que algunos peruanos pensaban que podría haber una sociedad feliz, sin cholos, negros o mestizos y que esta era la fantasía que presentaba la publicidad peruana.
Todos los panelistas coincidieron en presentar al racismo como un problema anterior al conflicto armado, que todavía permanecía y causaba hondo dolor.
A los pocos meses, las conferencias fueron publicadas en un pequeño libro, del cual tuvo pronto que hacerse dos ediciones más.
3.3.2. Organización del movimiento
Todos los factores presentados llevaron a que algunas organizaciones de derechos humanos consideraran que era necesario enfrentar el racismo para evidenciar que los problemas que habían generado la violencia no se habían solucionado.
Por eso, en agosto del 2004 surgió la Mesa contra el Racismo desde la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, que asumió como tarea una Campaña Nacional contra el racismo. 
La Mesa contra el Racismo agrupaba a representantes de organismos de derechos humanos (IDL, APRODEH, Amnistía Internacional) y a una docena de voluntarios, en su mayor parte jóvenes, que se reunían semanalmente para discutir cómo enfrentar la problemática contra el racismo.
En los primeros años, las actividades eran planificadas y desarrolladas de manera participativa, sin que los representantes de las instituciones buscaran imponer una decisión o una expresión determinada, sino que procuraban generar consensos sobre determinados temas.
Dentro de la Mesa contra el Racismo laboraban personas de ascendencia europea, mestiza, andina y africana. Esta diversidad era muy importante, pues guardaba relación con el enfoque de la Mesa: se rechazaba el racismo, no se planteaban las reivindicaciones de un determinado grupo étnico. Todos los participantes del grupo habían sufrido racismo en circunstancias muy diversas y querían evidenciar y enfrentar este problema.
En un inicio, las actividades de la Mesa contra el Racismo no tenían mayor financiamiento, al punto que los integrantes adquirieron sus propios polos contra el racismo, pero eran efectivas dada la motivación que tenían todos los voluntarios.
A partir del año 2007 se conformaron otras Mesas en Sullana, Chiclayo, Ayacucho, Abancay, Iquitos, Junín, Chimbote, Cusco, Sicuani y Arequipa, que fueron financiadas por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos dentro de un proyecto que dirigió la Unión Europea. Normalmente, eran Mesas dirigidas por el integrante de ONG que era integrante de la Coordinadora, que recibía un sueldo por esta labor.
Las actividades de cada Mesa eran distintas, según el contexto cultural y la problemática de cada zona. Sin embargo, tenían muchos elementos comunes como la denuncia de locales racistas, la atención a las ofertas de empleo, las acciones públicas de sensibilización, la promoción y difusión de Ordenanzas contra la discriminación. En el caso de Ayacucho, Abancay y Andahuaylas, las campañas se realizaron especialmente en quechua. 
Las Mesas tuvieron mucha participación de jóvenes en Abancay, Junín, Chiclayo y Sullana, mientras que en el Cusco estuvieron conformadas por instituciones no gubernamentales vinculadas a los derechos humanos.
3.4. RAZONES DE LA APARICIÓN TARDÍA DE UN MOVIMIENTO CONTRA EL RACISMO EN EL PERÚ
Cabe preguntarse, si el racismo afecta a tantas personas en el Perú, ¿por qué la lucha contra el racismo no tiene una tradición arraigada? ¿Por qué tan pocas de sus víctimas han decidido salir a las calles o protestar de alguna manera contra un problema que tanto les afecta?
3.4.1. Dificultad para percibir el problema del racismo
Nosotros consideramos que la misma gravedad y extensión del racismo han generado parezca más difícil de ser enfrentado o inclusive de ser percibido.
De hecho, muchos peruanos todavía no aceptan que la discriminación sea un problema real. El hecho que la discriminación sea estructural, como lo ha denominado la CVR, implica también que la inequidad que caracteriza nuestra sociedad es percibida como natural3. De esta manera, la profunda desigualdad que afecta a las poblaciones rurales, a las personas con discapacidad o a quienes no hablan castellano con frecuencia no es percibida como una situación anormal o injusta, sino como parte del estado normal de las cosas.
Las propias autoridades tienen esta percepción, lo cual se refleja por la ausencia de políticas públicas para enfrentar la discriminación o la toma de decisiones que afectan directamente a la población tradicionalmente discriminada.
Por otro lado, cuando los peruanos son más conscientes sobre la existencia de discriminación, comúnmente prefieren pensar que las razones son principalmente económicas y en menor medida geográfica o cultural, pero no raciales.
Hasta hace poco, aún en espacios académicos, se llegaba a pretender que el color de la piel era irrelevante para establecer diferencias entre los peruanos. De esta forma, el racismo era uno de los tabúes más fuertes en el Perú, como antaño podía haber sucedido en relación al sexo, debido a todas las connotaciones que ocultaba respecto a quien se atrevía a mencionarlo y a sus interlocutores.
Nuestro punto de vista es que negar la existencia del racismo constituye un mecanismo de defensa: teóricamente, muchos peruanos creen que podrían enfrentar las otras causas de discriminación: pueden mejorar su posición económica, cambiar su ubicación geográfica o incorporar patrones culturales occidentales, y de esta manera evitar ser discriminados. En cambio, admitir la existencia del racismo implicaría reconocer que uno puede haber sufrido un problema mucho más fuerte, injusto y doloroso, frente al cual es imposible pretender transformarse para evitarlo… y del cual uno a veces ha sido también parte, al ejercerlo hacia otros compatriotas, más débiles.
Paradójicamente, existe un choque entre el discurso racista aprendido desde la infancia con el discurso democrático y oficial. Los peruanos oficialmente sabemos que no es bueno ser racista, por lo que es difícil admitir este tipo de sentimientos o percepciones.
De esta manera, hasta hace pocos años, hablar del racismo en un evento público era peligroso, porque el tema era amenazante y autocuestionador para los participantes, e implicaba evidenciar que quien discriminaba también estaba discriminando a una parte de sí mismo.
Resulta especialmente interesante que aún las víctimas de la pobreza, de la violencia política o de las esterilizaciones forzadas no colocan dentro de sus reclamos el sustrato racista en las situaciones que sufren o han sufrido.
En el caso de las violaciones a los derechos humanos cometidas por integrantes de las Fuerzas Policiales y Militares, era preferible percibirlas como actos aislados de unas personas hacia otras. En este caso, es también más duro admitir que poseer rasgos indígenas hacia que uno se convirtiera en mucho más vulnerable o inclusive ser percibidos como un ser sin derechos. Creemos que por esto, ni siquiera las víctimas de la violencia han expresado el racismo como causa de los abusos que sufrieron, cuando podría, de esta forma, vincularse la violencia del pasado con la situación de exclusión que siguen viviendo.
El racismo, además, estaba presente en los senderistas como causa de sus sentimientos de odio y rencor hacia la sociedad: se trataba de sectores que, pese a haber tenido algunas oportunidades educativas, de manera permanente sentían que eran excluidos por los grupos de poder. El menosprecio constante que recibían fue el peor caldo de cultivo de estos sentimientos.
Otro proceso que no ha sido percibido como racista han sido las esterilizaciones forzadas que se produjeron durante el segundo gobierno de Fujimori, en un proceso donde los funcionarios del Ministerio de Salud activamente promovieron la esterilización de millares de mujeres indígenas.
Tampoco existe mayor consciencia sobre cómo el Estado invierte mucho menos en las zonas habitadas por población indígena y desarrolla menos políticas en cuanto a la satisfacción de derechos fundamentales, practicando también lo que se denomina racismo ambiental.
3.4.2. Dificultad para identificarse como discriminado
Otro factor que ha hecho que el movimiento contra el racismo sea mucho más tardío que en otros países es la dificultad de los peruanos para autoclasificarnos desde una perspectiva étnica o racial y, más aún, para identificarnos como integrantes del sector discriminado racialmente. Ya desde comienzos del siglo XX, era difícil realizar un censo empleando la categoría racial, puesto que los mestizos preferían identificarse como blancos y los indios como mestizos.
Actualmente, existe el sentido común en el Perú que “todos somos mestizos”, y esta categoría es empleada como elemento para encubrir las diferencias que existen entre los peruanos, evitándose así las cargas valorativas negativas que tienen expresiones cotidianas como cholo, blanco o negro.
Por lo mismo, calificar a un ser querido como cholo, negro o indígena todavía puede parecer ofensivo, aunque coloquialmente o afectivamente las dos primeras expresiones sean bastante usadas. La palabra blanco, en cambio, no tiene esta connotación negativa.
El término indígena, hasta ahora, tiene una carga mayoritariamente ofensiva, con excepción de aquellas organizaciones o instituciones, ubicadas en la región amazónica. Los habitantes de las zonas rurales andinas y costeñas prefieren autodenominarse campesinos y quienes viven en las ciudades simplemente ya no se consideran como indígenas. De hecho, es frecuente que se emplee la frase “vestimenta de campesina” para describir la ropa tradicional de una mujer indígena, aunque haya vivido toda su vida en una ciudad.
Esta dificultad frente al término indígena coincide con la ausencia de un movimiento indígena sólido dentro de la población andina, a diferencia de lo que ocurre en los demás países latinoamericanos, aún en aquellos, como Chile y Colombia, donde los indígenas son un sector minoritario. Nuestra hipótesis es que esta situación se debe a que, durante los años ochenta, mientras los indígenas de los demás países latinoamericanos adquirían mayor consciencia de su identidad y se movilizaban en cuanto tales, en el Perú vivíamos el conflicto armado interno, que precisamente fue más cruento en relación a la población indígena.
Muchos de quienes en Ayacucho, Huancavelica o Apurímac pudieron haberse convertido en líderes indígenas fueron asesinados por senderistas o militares. Otros tuvieron que alejarse de sus tierras y otros más prefirieron abandonar todo compromiso social. Hubo también quienes fueron captados por los senderistas u obligados a formar parte de los comités de autodefensa por los militares. Los doce años de la violencia, unidos al desplazamiento forzado generaron un aislamiento de los indígenas de la sierra peruana respecto de la dinámica del movimiento indígena en el resto del continente.
Sin embargo, la otra razón por la que en la región andina del Perú, varias décadas antes del conflicto armado, la identidad indígena se encontraba muy debilitada, era la discriminación que los indígenas enfrentaban. 
Por ello, hacia la segunda mitad del siglo pasado los indígenas que migraban a las ciudades buscaban aculturarse o desindigenizarse, cambiando su vestimenta, evitando hablar quechua y colocando nombres en inglés a sus hijos.
Los indígenas urbanos preferían identificarse como “mestizos”, lo cual implicaba asumirse como superiores a los campesinos. De esta forma, aunque mestizo es una categoría que pretende describir a una persona con rasgos físicos provenientes de  fenotipos diversos, en el Perú se ha convertido también en un eufemismo para llamar a los indígenas que tienen mayor educación y hábitos urbanos.
De esta forma, este proceso de desindigenización o desindianización va llevando a que las personas consideren que están progresando en tanto parecen menos indios.
Sin embargo, aunque todos estos cambios externos buscan evitar la discriminación, no la logran enfrentar porque no tocan el tema del racismo.
Estas actitudes son marcadamente diferentes respecto a los indígenas ecuatorianos o bolivianos quienes enfrentan la discriminación afirmando públicamente su identidad como indígenas y desde esta perspectiva han planteado reivindicaciones como el derecho a usar su propia vestimenta, el ejercicio de su religión tradicional y el uso de los nombres indígenas.
4.3.3. Subsistencia de mecanismos individuales para enfrentar el racismo
Algunas personas de rasgos indígenas o negros enfrentan la discriminación racial de manera individual, “haciéndose respetar”, es decir procurando que la capacidad económica, el nivel educativo o el ejercicio de un cargo se impongan sobre los rasgos físicos. Sin embargo, para que efectivamente no se produzca el trato discriminatorio, las características mencionadas tienen que ser visibles. Esto implica usar vestimenta más costosa o enfatizar el cargo o la profesión que uno tiene. 

En algunos casos, se asume inclusive un comportamiento distante como mecanismo para lograr ser respetados, dentro de una mentalidad donde se está convencido que es necesario pensar y actuar jerárquicamente.
De hecho, quizás la forma más cruel de buscar reconocimiento de una persona tradicionalmente discriminada es ejercer maltrato contra alguien físicamente similar, asumiendo que los rasgos físicos, que uno comparte, son causal de inferioridad o debilidad.
Otra forma frecuente de enfrentar el racismo es evitar la posibilidad de ser discriminado, no exponiéndose a lugares o situaciones donde se cree que esta situación es probable y considerando que la presencia de numerosas personas de rasgos blancos de por sí constituye un factor de riesgo.
Otro mecanismo para evitar la discriminación se da cuando una persona oculta sus orígenes a otras personas, por considerarlas potenciales discriminadores.
Ni “hacerse respetar” o rehuir determinados lugares son alternativas que logran enfrentar el problema de la discriminación, sino que conviven con ella.
Otra salida individual, más presente dentro de la comunidad afrodescendiente, es buscar una pareja que no tenga los mismos rasgos, con la finalidad que los hijos experimenten menos discriminación. Al parecer se trata de una situación para la que existe mucha presión familiar, al punto que la organización afrodescendiente Lundú ha tenido que elaborar materiales para motivar a los adolescentes a enfrentarla.
Finalmente, tenemos que otra alternativa individual consiste en el maltrato a una persona blanca cuando está en una situación de mayor debilidad, como ocurre cuando está en minoría o no tiene las conexiones que evitarían ser discriminada. Esto se produce con frecuencia en colegios hacia los niños más blancos y también lo padecen algunos limeños cuando viajan a la sierra o la selva. La agresión es casi una venganza, pero también, debido al racismo que los agresores tradicionalmente han sentido, es percibida por éstos como “un legítimo acto de defensa”.
3.4.4. Las propuestas de las organizaciones indígenas y afroperuanas
Las demandas de las organizaciones campesinas como la Confederación Nacional Agraria (CNA) y la Confederación Campesina del Perú (CCP) no han abordado temas como el racismo, la discriminación o la identidad indígena, habiendo estado más bien  centradas en la propiedad de la tierra y, después de la Reforma Agraria, en lograr mejores precios para sus productos y obras de desarrollo. Estas son las demandas que tienen todos los campesinos peruanos, sean indígenas o no.
Por otro lado, en los últimos años, a la CCP y la CNA se han sumado otras organizaciones campesinas que expresan más una identidad indígena como la Confederación de Comunidades Afectadas por la Minería, CONACAMI. Sin embargo, pese a que en muchos casos se tiene un discurso de afirmación indígena, sus demandas se concentran en la problemática de la tierra y los recursos naturales y no enfrentan los problemas de discriminación que sufren los indígenas en las ciudades. Algunos dirigentes todavía no tienen claro el problema del racismo ni aún como racismo ambienta.
Otros dirigentes, sí reconocen que existe racismo, pero lo vinculan solamente al problema territorial, mostrando menos interés frente a la discriminación que sufren los indígenas en la vida urbana, sea ante una oferta de empleo o un anuncio de televisión.
En cuanto a las organizaciones afroperuanas, si bien son mucho más conscientes del racismo que sufren, son también muy débiles, en parte porque muchos de sus integrantes padecen limitaciones económicas, lo cual genera que tengan dificultades para dedicar parte de su tiempo al activismo. Todavía, dentro de la población afroperuana existen serias carencias educativas, el número de profesionales es reducido y no todos desean involucrarse en acciones antirracistas. 

CAPITULO IV
DISCRIMINACIÓN EN EL PERÚ
4.1. LA DISCRIMINACIÓN EN EL PERÚ
4.1.1 Un Fenómeno Negado y Natural
Una de las características más particulares de la discriminación en el Perú es que, a pesar de estar ampliamente extendida y marcar muchas de las relaciones entre los ciudadanos, ha sido negada por autoridades, intelectuales y aún por las víctimas de discriminación, lo cual ha permitido que se mantenga. De hecho, tratándose inclusive del racismo, muchos peruanos suelen pensar que Estados Unidos o Europa son sociedades racistas, sin tomar en cuenta lo grave que es este problema en el Perú. (13)
4.1.2.La Discriminación Acumulada.
Uno de los argumentos que suele emplearse para negar la existencia de discriminación en el Perú es la existencia de personas que, pese a tener rasgos andinos, a ser mujeres, a tener orientación homosexual o una discapacidad han logrado éxito profesional o económico y reconocimiento público.
Un ejemplo marcado de discriminación acumulada es el caso de las trabajadoras del hogar, es evidente que sufren discriminación por su lugar de procedencia, sus rasgos físicos, su condición económica, su pobreza, su apellido, su situación educativa, su edad y su condición de mujer.
4.1.3 Discriminación y Xenofobia
La sociedad peruana, en cambio, no se caracteriza por la xenofobia, sino que los extranjeros suelen ser normalmente objeto de prejuicios favorables, siendo percibidos como más atractivos, más preparados y de mejor posición económica. Las personas hacia quienes suele desarrollarse la discriminación son los peruanos más autóctonos, es decir que a más autóctona parece una persona, más será susceptible de discriminación.
4.2. MARCO LEGAL CONTRA LA DISCRIMINACIÓN EN EL PERÚ
2.1 Discriminación Laboral
La Constitución de 1993 en su artículo 26 señala que uno de los principios de las relaciones laborales es la igualdad de oportunidades sin discriminación. En concordancia con este derecho, tenemos que la Ley de Productividad y Competitividad en el Empleo establece que es nulo el despido que tenga por motivos la discriminación9, así como también que los actos de discriminación son considerados actos de hostilidad equivalentes al despido10.
En concordancia con dicha norma, la Ley 26772 prohíbe la existencia de requisitos discriminatorios en las ofertas de empleo. Esta norma fue modificada por la Ley 27270, que define el concepto de discriminación como: “la anulación o alteración de la igualdad de oportunidades o trato (…) que impliquen un trato diferenciado basado en motivos de raza, sexo, religión, opinión, origen social, condición económica, estado civil, edad o de cualquier otra índole”.
2.2 Tratamiento Penal De La Discriminación
Esta norma tuvo un carácter más retórico que efectivo y recibió muy poca difusión. Sin embargo, fue importante la ubicación de la discriminación dentro de la sección correspondiente a los Delitos contra la Humanidad.
La Ley 28867, promulgada el año 2007 modificó el artículo 323 del Código Penal, proporcionando una definición de discriminación, al señalar que es la acción realizada con el objeto de anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos de la persona. Se señala además, que el delito puede cometerse de manera directa o mediante terceras personas, como sucede en determinados establecimientos en que los porteros o vigilantes tienen órdenes del propietario de impedir el ingreso a las personas de rasgos andinos o afroperuanos.
2.3 Dificultades para el cumplimiento de la normatividad
Pese a que algunas de las leyes mencionadas tienen más de diez años de vigencia, su cumplimiento hasta el momento ha sido bastante limitado debido a una serie de factores.
a. Escasa difusión: La mayoría de ciudadanos ignora que estas normas existen, como también los propios funcionarios estatales encargados de hacerlas cumplir. Cuando se admite que la discriminación existe, es todavía considerada un acto negativo o moralmente reprobable, pero no una infracción legal.
b. Dificultades de fiscalización: Las normas que protegen a los consumidores de la discriminación deben ser cumplidas por INDECOPI, que se encuentra solamente en diez ciudades del país.
Igualmente, el Ministerio de Trabajo tiene muy pocos inspectores para poder intervenir en las prácticas discriminatorias.
c. Ausencia de voluntad política: En muchos casos, como las ofertas de empleo, las infracciones a las normas son evidentes, pese a los cual no ha habido mayor intervención ni del Ministerio Público ni del Ministerio de Trabajo. Muchos funcionarios públicos consideran que, siendo la discriminación parte del orden natural de las cosas, carece de sentido intervenir para corregirla.
d. Dificultades burocráticas: Las instituciones públicas en el Perú establecen numerosos requisitos que en la práctica hacen muy difícil que los ciudadanos presenten sus denuncias. INDECOPI y el Ministerio de Trabajo impiden el ingreso a todos los ciudadanos que no llevan consigo su DNI. INDECOPI establece además una serie de cobros y dispone que la propia víctima debe probar la discriminación.
e. Dificultades personales para los denunciantes: La discriminación es una experiencia muy dolorosa y la denuncia implica volver a vivir esta experiencia. Por ello, la mayoría de víctimas de discriminación prefiere negar u olvidar lo sucedido.
f. Ausencia de asesoría: Las instituciones que legalmente enfrentan la discriminación no tienen personal que apoye a las víctimas. En el Poder Judicial o el Ministerio Público, el personal que debería atenderlas, reproduce las prácticas discriminatorias. Una situación similar se produce en INDECOPI o, inclusive, en algunos casos, en la Defensoría del Pueblo.
Todo este panorama muestra la necesidad de que el problema de la discriminación sea abordado por instancias mucho más cercanas a los ciudadanos, como los gobiernos municipales provinciales y distritales, así como los gobiernos regionales.
Precisamente, debe señalarse que, a diferencia de las leyes mencionadas, las Ordenanzas contra la discriminación han tenido una amplia difusión a nivel local y nacional y esto ha contribuido a disuadir a muchas personas de continuar practicando actos discriminatorios.
4.3. CLASIFICACIÓN DE LAS ORDENANZAS CONTRA LA DISCRIMINACIÓN
A nuestro entender, pueden distinguirse dos tipos de Ordenanzas contra la discriminación: en primer lugar, las Ordenanzas que sancionan prácticas discriminatorias en establecimientos públicos, que denominamos Ordenanzas de protección a los consumidores.
En segundo lugar, tenemos las que hemos denominado Ordenanzas Integrales, donde se busca ampliar la concepción de este problema, mediante una definición amplia sobre la problemática de discriminación y la incorporación de nuevas causales.
La primera Ordenanza de protección a los consumidores fue la Ordenanza 292/MDMM emitida por la Municipalidad de Magdalena del 11 de diciembre del 2006, disponiendo la revocatoria de la licencia de funcionamiento de los locales abiertos al público que lleven a cabo prácticas discriminatorias hacia el público.
Hasta la fecha, Arequipa es la región donde más Ordenanzas contra la discriminación a los consumidores han sido promulgadas, debido al empeño de la Oficina de la Defensoría del Pueblo.
En cuanto a las Ordenanzas Integrales, su aparición es algo más reciente: la primera de estas normas fue la Ordenanza 002-MPA, publicada por la Municipalidad de Abancay el 29 de febrero del 2008, gracias a las gestiones de la oficina regional de la Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH).
Finalmente, existen tres Ordenanzas Regionales, entre las cuales destaca la Ordenanza 017-2008 del Gobierno Regional de Apurímac, por su minuciosidad es la norma más completa aprobada hasta el momento contra la discriminación en el Perú. En efecto, abarca problemas como la educación, la salud y el empleo, los derechos de los consumidores, la discriminación religiosa y otros aspectos sumamente detallados. Las disposiciones de esta Ordenanza Regional deben ser de obligatorio cumplimiento también por las Municipalidades de la Región Apurímac, aunque no hayan emitido una ordenanza específica al respecto.

CAPITULO V
CONSECUENCIAS Y SOLUCIONES DEL RACISMO
5.1. En el ser humano y en la sociedad
Las consecuencias del racismo son muchas, entre ellas: dividir, fragmentar, dañar, manipular, intolerancia, maltrato, etc. Podríamos ver un sin número de actos que han sucedido a través de la historia que el racismo ha conllevado como resultado de la muerte de millones de personas, sin embargo el problema nace en la intolerancia de una sociedad que aísla su cultura, sus conocimientos y no puede difundirla en otras personas.
El racismo conlleva a la esclavitud, en el mismo siglo XXI se vive la esclavitud a personas que tiene su status bajo y son discriminadas por personas de dinero que las llevan a hacer trabajos inhumanos, esta es una forma de racismo. (14)
Muchas guerras han sido causadas por la discriminación racial que han conllevado a atentados, asesinatos, matanzas y genocidios. El holocausto es un acto de racismo extremo que llevo a la muerte de millones de judíos, era una condición innata, inferior, racial, lo que llevo a la persecución de los judíos en los años de las segunda guerra mundial.
El racismo es consecuencia de ideologías arcaicas que vienen de generación en generación hasta desembocar al momento actual, anteriormente este era excusa de suicidios y de esclavitud. Luego de grandes protestas mundiales se ha llegado a una relativa equidad.
La tortura y los malos tratos a integrantes de minorías étnicas o personas de origen extranjero son actos desgraciadamente habituales y extendidos en el mundo actual, o simplemente a personas de diferentes razas, los extranjeros con distinta cultura, tradicionales e ideologías son mal vistos y condenados a una vida de miseria en un país extraño y en vez de salir de sus infiernos entran a otros. La división de razas es una realidad trágica que atraviesa cada estado y propasar esos límites raciales podría provocar fúnebres consecuencias.
El racismo sociológicamente ha causado un impacto negativo, ya que el hombre no vive en armonía por simples separaciones de color de piel, de culturas, lenguas, etc. Y se dice que se encuentran en armonía entre sus semejantes, refiriéndose a los demás de forma despectiva y apartándolos de una realidad cruda, adaptando sus actitudes a un alrededor sub real, el proceso de formación de nuestra identidad requiere adherirnos a juicios firmes sobre lo que somos, las personas que discriminan y tienen comportamientos de superioridad lastimosamente carecen de educación, valores de solidaridad, respeto, tolerancia y multiculturalismo, que constituyen el fundamento moral y la inspiración de una lucha mundial contra el racismo.
El racismo no da paso a la equidad, como la soñó Martin Luther King y Malcolm x, que cabe destacar que ambos fueron asesinados por expandir y exteriorizar sus pensamientos de libertad sin embargo los estados han intervenido en las creaciones de leyes que prohíban la discriminación racial y la condenación publica a las instituciones que incurren en dicho delito. Los negros siempre han servido como un método de diversión para los blancos desde siglos remotos, ese estereotipo inclinado únicamente a los negros es trágico. Estos tienen como resultado la disminución o anulación de los derechos humanos y libertades fundamentales de las víctimas. Los negros, más que ninguna clase social y cualquier otra raza ha tenido que luchar para lograr poseer derechos, ya que anteriormente no poseían oportunidad de educación avanzada como los blancos y de trabajos digno, han avanzado en estos aspectos. A un negro se le ve como alguien sucio, seguramente porque su color de piel es oscuro, lo cual lógicamente no tiene nada que ver ni con su olor ni con su aseo personal.
En esta época tan globalizada ha conducido a unificar a los pueblos. Como consecuencia están, la libertad, equidad y dignidad que desecha al racismo y la realización de una autentica igualdad de oportunidades y de trato para todos los individuos y pueblos.
5.2. La lucha contra el racismo
La discriminación racial y étnica ocurre a diario a la vez que impide el progreso de millones de personas en todo el mundo. El racismo y la intolerancia destruyen vidas y comunidades por medio de sus diversas manifestaciones, desde privar a las personas de los principios fundamentales de igualdad y no discriminación, hasta propiciar el odio étnico que puede conducir al genocidio. La lucha contra el racismo es una prioridad para la comunidad internacional y es parte esencial de la labor de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.
Las Naciones Unidas se ha ocupado de este problema desde su fundación y la prohibición de la discriminación racial está consagrada en todos los instrumentos principales de derechos humanos. La prohibición de la discriminación racial establece obligaciones para los Estados y les encomienda la tarea de erradicar la discriminación del ámbito público y privado. Asimismo, el principio de la igualdad también exige a los Estados adoptar medidas especiales para eliminar las condiciones que causan la discriminación racial o que contribuyen a perpetuarla.
En 2001, La Conferencia Mundial contra el Racismo elaboró el programa más integral y con más autoridad para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia. Se trata de la Declaración y Programa de Acción de Durban. En abril de 2009, la Conferencia de Examen de Durban examinó el progreso mundial alcanzado para superar el racismo y llegó a la conclusión de que aún queda mucho por hacer. No cabe duda de que el logro más importante de la conferencia fue la renovación del compromiso internacional con el programa de trabajo contra el racismo. (15)
Actividades de la oficina de Derechos Humanos de la ONU
  • Apoya las actividades del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CEDR).  El Comité supervisa la aplicación de la Convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial.
  • Apoya al Relator Especial sobre las Formas Contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia. El Relator Especial, quien es un experto independiente, publica informes anuales sobre racismo, transmite denuncias urgentes y comunicaciones a los Estados sobre casos de racismo, discriminación racial, xenofobia y las formas conexas de intolerancia, y realiza visitas de estudio a los países. 
  • Colabora con el Experto Independiente en cuestiones de las minorías. Considerando que las minorías de todas las regiones del mundo continúan siendo víctimas de graves actos de discriminación y racismo, el experto independiente trabaja con otros órganos y mecanismos de la ONU, como el Foro sobre Cuestiones de las Minorías para tratar los casos de violaciones de derechos humanos que sufren las minorías. 
  • Apoya al Grupo de Trabajo de Expertos sobre las Personas de Ascendencia Africana, el cual elabora propuestas de corto, mediano y largo plazo para eliminar la discriminación racial contra las personas afrodescendientes.
  • Por medio de la Unidad Anti-Discriminación, la oficina apoya la lucha contra el racismo y la intolerancia.  Asimismo, la Unidad fortalece la capacidad nacional para eliminar el racismo por medio de la prestación de servicios de asesoría, la realización de estudios e  investigaciones sobre el racismo,  y asiste a los mecanismos intergubernamentales y de expertos que se ocupan de la situación de grupos de víctimas, y participa con la sociedad en general para establecer asociaciones, crear conciencia y movilizar en favor de medidas antidiscriminatorias, como las leyes, las políticas y los programas.
5.3. ¿Cómo afrontarlo?
El único antídoto contra el racismo es hacernos pensar, utilizar nuestra capacidad de reflexión, de crítica, de toma de conciencia; y, desde luego, nuestra capacidad de actuar. Se trata no sólo o básicamente de luchar contra el racismo sino de generar intencionalmente espacios con la conciencia de que si no generamos estos espacios su lugar será caldo de cultivo para el racismo. (16)
A pesar de las dificultades, creemos que es posible reconocer el racismo, también el que practicamos nosotros mismos, y luchar contra él. Esta lucha supone, no sólo reaccionar cuando lo reconocemos sino generar espacios "libres de racismo".
Como hemos visto a lo largo de toda la Guía, todas las personas tenemos actitudes, comportamientos, pensamientos y prejuicios racistas. ¿Qué es lo que nos lleva a ellos? El miedo, el desconocimiento, la necesidad de construirnos un mundo manejable, etc. son algunas de las respuestas que podríamos dar. Siguiendo a Hanna  Arendt (1995), nuestra respuesta para plantear la lucha contra el racismo va a desarrollarse en torno a tres procesos: la toma de conciencia, la reflexión y la acción.
2.1 Toma de conciencia
Etimológicamente, conciencia viene del latín "conscientia" que significa autoconocimiento.
Desde la filosofía definiríamos conciencia como el conocimiento inmediato que el sujeto tiene de sí mismo, de sus representaciones y de sus actos (Sánchez Meca, D. 2001). De algún modo tomar conciencia es conocerse a sí mismo, llegar a conocer nuestros mecanismos de pensamiento y acción, paso previo para el cambio. Al mismo tiempo, esta toma de conciencia (autoconciencia) puede servirnos para tomar conciencia sobre lo ajeno, sobre las actitudes de otras personas y promover, como educadores y educadoras, un cambio de pensamientos y de actitudes.
¿Cómo podemos llegar a tomar conciencia de las cosas? Podemos tomar conciencia observando, leyendo, viajando, hablando, conviviendo. ¿Y de qué nos hacemos conscientes?
Nos hacemos conscientes de la distancia entre las ideas e imágenes que tenemos de las personas y las cosas y lo que descubrimos de ellas viajando, observando, hablando.
Identidades asesinas. Alianza Editorial
En nuestra convivencia diaria utilizamos y escuchamos continuamente frases y expresiones que manifiestan rechazo hacia comportamientos, personas y actitudes que consideramos que no se ajustan a nuestros cánones de comportamiento, vestimenta, actitud, etc.
Expresiones como "qué gitano eres", "Deja de hablar así, pareces una tía", "Hoy he trabajado como un negro", "Te engañan como a los chinos" son utilizadas con naturalidad y sin conciencia plena de lo que suponen. Si alguien nos recrimina por utilizar estos términos, en seguida argumentamos que para nada son términos racistas, sino que son expresiones acuñadas social y culturalmente, que no van más allá de una "simple broma o comentario".
Sin embargo, esto no es así. Estas expresiones, tan interiorizadas en nosotros, en el fondo, reflejan una opinión y una actitud hacia el conjunto del colectivo del que hablamos. Las utilizamos para descalificar comportamientos en otros, comportamientos que nosotros "no aceptamos" o "no comprendemos" y con este enjuiciamiento nos estamos poniendo por encima del otro, nos situamos en una posición de superioridad. El problema es que alimentan desde una actitud de inocencia (Maalouf, A., 1999) la descalificación del otro.
Por otro lado, la construcción de prejuicios y estereotipos es una forma también de crearnos una realidad que a veces se nos presenta como imposible de abarcar en su totalidad.
Es imposible tener conocimiento empírico de todas las realidades existentes. Los prejuicios y los estereotipos nos ayudarían a conformarnos una idea de esas realidades. Aunque los podemos reconocer como tales, nos ayudan a crearnos una imagen de esa realidad que desconocemos.
Hanna Arendt señala que los prejuicios y estereotipos nos sirven para protegernos de la realidad, para hacer un ejercicio de comprensión sobre la amplia complejidad de nuestro entorno (Arendt, H., 1999).
2.2 La Reflexión
Reflexión es la vuelta consciente del pensamiento sobre sí mismo. Implica un cierto desdoblamiento del yo o conciencia. Arendt concede al pensamiento un papel fundamental en la prevención del mal. Para ella el prevenir una gran maldad pasa por el ejercicio de la razón (Arendt, H., 1999). La reflexión implica un diálogo con nosotros mismos, con lo que nos gusta y con lo que no, un posicionamiento, la adquisición de un criterio propio en función de las informaciones que tenemos.
El ejercicio de reflexión lo podemos hacer de manera individual, trabajando sobre nuestras propias ideas o en grupo. Aquí, la comunicación se nos presenta como un elemento muy importante en el proceso de reflexión. El hablar, el intercambiar opiniones, puntos de vista, con los demás siempre nos aportará elementos nuevos y enriquecedores para nuestro pensamiento.
 El objeto de nuestra reflexión puede ser variopinto pero, por ejemplo, podríamos reflexionar sobre el currículum del centro, cuáles son sus objetivos, si pensamos verdaderamente que atiende a la diversidad que nos podemos encontrar en el aula, como nos condiciona y cómo podemos distanciarnos de estos condicionantes. Podemos reflexionar sobre cómo se originan las identidades, qué son; sobre nuestros propios comportamientos en situaciones cotidianas en las que por nuestra condición en ese momento, de padre/madre, de profesor/a, de director de empresa o de árbitro de fútbol, nos encontramos en una situación privilegiada respecto al otro y utilizamos este privilegio para imponer nuestro criterio, subyugando al otro. Igualmente, identificaremos situaciones en las que nos hayamos podido sentir víctimas de una acción ejercida por otros porque laboral, social o económicamente se hayan situado en una situación de privilegio respecto a nosotros.

CONCLUSIONES
-       Para el grupo el inicio de todo cambio es duro pero queda en cada uno de nosotros hacer la diferencia la persona humana es un ser social y la comunicación es clave para entendernos pero no puede haber comunicación si nos estamos viendo de manera diferente si no nos aceptamos tal y como somos, debemos hacer examen de conciencia y sacar a luz nuestros prejuicios. La historia nos ha enseñado que el racismo puede desencadenar horrores, muerte y desintegración y en un país como el Perú que lucha día a día por estar a la vanguardia del progreso, no podemos truncar nuestro proyecto de integración nacional porque solo unidos podemos ser mejores.

BIBLIOGRAFIA
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  • σ   Morales, J.F. (1996). Del prejuicio al Racismo: perspectivas psicosociales. Servicio de publicaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.
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  • σ   Valdivia, N. “Etnicidad, pobreza y exclusión social: la situación de los inmigrantes indígenas en las ciudades de Cuzco y Lima” en el libro “Exclusión social y estrategias de vida de los indígenas urbanos en Perú, México y Ecuador”, ed. Jorge Uquillas, Tania Carrasco y Martha Rees, Banco Mundial/Fideicomiso Noruego, Quito, 1ra. Edición, 2003.


-       Linkografía: