VIOLENCIA CONTRA LAS
MUJERES EN LA ENCUESTA IMAGES: VIOLENCIA FÍSICA Y SEXUAL CONTRA UNA PAREJA
MUJER ALGUNA VEZ EN LA VIDA
En la encuesta IMAGES se
consultó por el ejercicio de violencia física y sexual hacia alguna pareja, se preguntó a los hombres
si alguna vez en la vida habían ejercido violencia física hacia su pareja y a
las mujeres si habían sido víctimas de ello.
En cuanto a la violencia sexual,
se preguntó a los hombres si habían forzado alguna vez en la vida a tener sexo
a alguna pareja o ex-pareja, y a las mujeres si habían sido forzadas alguna vez
en la vida por una pareja a tener sexo.
Cabe señalar que en México la cifra de uso de violencia
física declarada por los hombres (17,5%) fue menor que la cifra de
victimización reportada por las mujeres (30,7%) respecto a la violencia
recibida de una pareja hombre.
En cuanto a la violencia
sexual, se encontraron diferencias significativas entre los reportes de hombres
y mujeres y entre los tres países. Mientras que un 1,3% de los hombres
encuestados en Brasil declararon haber ejercido violencia sexual hacia alguna
pareja alguna vez en sus vidas, el 5,6% de las mujeres manifestaron haber sido víctimas
de ello. En Chile, el 4,5% de hombres y el 8,1% de mujeres reportaron haber
ejercido y sufrido violencia sexual, respectivamente.
Finalmente, en México el
3,2% de los hombres reportó haber ejercido violencia sexual hacia una pareja
alguna vez en la vida y no se preguntó a las mujeres entrevistadas sobre la
violencia sexual.
Esta diferencia entre la
violencia física y la menor violencia sexual reportada por hombres
(perpetración) y mujeres (victimización) puede ser resultado de que los hombres
creen que la violencia sexual es más “tabú” o rechazada socialmente o que los
hombres no visibilicen la violencia sexual como tal.
Por su parte, la
violencia sexual en los tres países aparece como un fenómeno transversal a las
distintas características poblacionales. Se encontró una asociación en Chile
entre la violencia sexual y la situación de empleo entre los hombres, donde los hombres con situaciones laborales más precarias (sin
contrato de trabajo) reportan con más frecuencia el ejercicio de violencia
sexual hacia una pareja alguna vez en la vida.
En Brasil, hombres que respondieran
afirmativamente a una o más preguntas sobre si se han sentido deprimidos,
estresados o con vergüenza de frente a su familia por falta de ingresos o
trabajo reportaron más ejercicio de violencia contra sus parejas (Barker et al,
2011).
EXPOSICIÓN A LA
VIOLENCIA EN LA INFANCIA DE LOS HOMBRES Y EL
EJERCICIO DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER ALGUNA
VEZ EN LA VIDA
Se encontró en la
encuesta IMAGES que los hombres que fueron testigos de violencia hacia la madre
en la infancia han ejercido más violencia
física hacia una pareja alguna vez en la vida respecto a quienes no fueron
testigos, lo que ocurre tanto en Brasil, Chile como
México.
Solamente en Chile se
encontró una asociación estadísticamente significativa en los hombres entre
haber sido víctima de violencia sexual en la infancia y haber ejercido
violencia sexual hacia una pareja alguna vez en la vida. La
ausencia de una asociación significativa en Brasil y México puede ser resultado
del tamaño limitado de la muestra para el caso de perpetración de violencia
sexual, que por su vez parece sub-relatado en Brasil y México.
DEPRESIÓN ENTRE LOS
HOMBRES Y VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
Los hombres que declararon haberse sentido deprimidos en el último
mes en los tres países presentan cifras de entre un 8% y un 10% más altas en lo
que respecta a la perpetración de violencia física hacia una pareja alguna vez
en la vida. Sin embargo, no se encontraron diferencias
estadísticamente significativas en ninguno de los contextos entre haberse sentido
deprimido en el último mes y el ejercicio de violencia sexual hacia una pareja
o ex-pareja alguna vez en la vida.
CONSUMO EXCESIVO DE
ALCOHOL EN LOS HOMBRES Y VIOLENCIA
CONTRA LA MUJER
Brasil es el contexto
que presenta las mayores tasas de consumo excesivo de alcohol, donde un 35% de
los hombres indicó consumir 5 o más tragos en una ocasión una vez a la semana o
más. Se encontró una asociación estadísticamente significativa entre consumo excesivo
de alcohol y ejercicio de violencia física hacia la pareja alguna vez en la
vida, donde los hombres que consumen alcohol en exceso presentan
cifras mayores de uso de violencia física respecto a quienes nunca consumen en
exceso.
Por su parte, en Chile
el 16,3% de los hombres declaró consumir cinco o más tragos en una ocasión una
vez por semana o más. En el caso chileno también se observó una asociación
estadísticamente significativa entre consumo excesivo de alcohol y perpetración
de violencia física y sexual hacia alguna pareja alguna vez en la vida.
Finalmente, en México el
17,2% de los hombres reportó consumir una vez a la semana o más alcohol en
exceso. También se encontró una asociación estadísticamente significativa entre
consumo excesivo de alcohol y perpetración de violencia física hacia una pareja
alguna vez en la vida , así como también con el ejercicio de violencia
sexual hacia alguna pareja, aun con los desafíos del subreporte de
violencia sexual mencionado anteriormente.
TENENCIA DE ARMAS,
PARTICIPACIÓN EN PELEAS CON ARMAS,
PRISIÓN Y VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
Varias encuestas han mostrado que el hecho de tener
armas de fuego en el hogar aumenta la posibilidad de homicidio contra la pareja
y que la violencia doméstica resulte letal.
En el caso chileno se
destaca que los hombres que han participado en pandillas y han
estado en prisión tienen mayores reportes de uso de violencia
física hacia una pareja alguna vez en la vida.
A su vez, la asociación
con tenencia de armas se encontró en los límites del nivel de confianza
establecido. Por otro lado, quienes tienen armas, han
participado en pandillas y han estado en prisión tienen
mayores tasas de perpetración de violencia sexual hacia una pareja alguna vez
en la vida.
En cuanto al caso de
México, se encontró una asociación estadísticamente significativa entre haber
ejercido violencia física hacia una pareja alguna vez en la vida con tenencia
de armas y participación en pandillas , pero no con
haber estado en prisión. La perpetración de violencia sexual en
México también se asocia significativamente a la participación en pandillas y haber estado en prisión.
HOMBRES QUE HAN PAGADO
POR SEXO Y LA ASOCIACIÓN CON VIOLENCIA
CONTRA LA MUJER
Se
encontró una asociación entre haber pagado por sexo y haber ejercido violencia
sexual hacia una pareja alguna vez en la vida en Chile y México . La asociación sugiere que hay un conjunto de normas de género que
parecen apoyar o sostener tanto el uso de violencia por parte de los hombres
como también el hecho de pagar por sexo.
ESCALA GEM DE ACTITUDES
DE GÉNERO (ACOTADA) Y VIOLENCIA
CONTRA LA MUJER
La Escala GEM de
Actitudes Equitativas de Género (GEM, Gender Equitable Men Scale)
construida por Pulerwitz y Barker (2008), ha sido aplicada y validada en
varios países con el propósito de medir las actitudes hacia la equidad
de género en los hombres. Para este análisis se utilizó una versión
acotada de la escala GEM. De este
modo los encuestados debían marcar su nivel de acuerdo / desacuerdo con
los siguientes ítems que fueron aplicados en los tres países:
El rol más importante de
la mujer es cuidar de su hogar y cocinar para su familia
• Los hombres necesitan
tener más sexo que las mujeres
• Los hombres no hablan
sobre sexo, sólo lo practican
• Hay ocasiones en que
las mujeres merecen ser golpeadas
• Cambiar pañales, bañar
y alimentar a los niños o niñas es responsabilidad de la madre
• Es responsabilidad de
la mujer evitar quedar embarazada
• El hombre debe ser
quien tiene la última palabra en las decisiones importantes del hogar
• Los hombres están
siempre dispuestos para tener sexo
• Una mujer debe tolerar
si su pareja la golpea para mantener a su familia unida
• Me indignaría si mi
mujer o pareja me pidiera que use preservativo con ella
• Jamás tendría un amigo
homosexual
• Si alguien me insulta,
voy a defender mi reputación con la fuerza si es necesario.
Para facilitar la
presentación gráfica de los resultados, se dividió la muestra en tres grupos
iguales según la distribución de puntajes de la Escala GEM en cada país.
De este modo, se comparan los resultados de violencia ejercida hacia una pareja
alguna vez en la vida según si el sujeto pertenece al grupo de alta, media o
baja equidad de género en sus actitudes. Se puede ver mas detalles sobre la
Escala GEM, su uso y el modelo de su análisis en IMAGES en Barker, et al, 2011.
No obstante cabe hacer
notar que aun el grupo que presenta actitudes más equitativas de género
presenta un autorreporte de uso de violencia física contra una pareja mujer
alguna vez en la vida considerable en cada uno de los países: 17,9% en Brasil,
22% en Chile y 11% en México.
En Brasil prácticamente
no hay diferencias, debido posiblemente al bajo nivel de prevalencia de
violencia sexual declarada por los hombres. En Chile, se observa que el grupo
con el nivel de actitudes de equidad de género más inequitativo tiene los
reportes más altos de ejercicio de violencia sexual hacia alguna pareja, aunque
en dicho contexto las diferencias no alcanzan a ser estadísticamente
significativas. Finalmente, en México sí se observa una relación más
clara entre actitudes de género y violencia sexual, donde a actitudes menos
equitativas de género mayor ejercicio de violencia sexual hacia una pareja
alguna vez en la vida
SÍNTESIS DE LOS HALLAZGOS
En los tres contextos se
encontraron diferencias estadísticamente significativas entre el ejercicio de
violencia física contra una pareja mujer alguna vez en la vida y el nivel
educacional, los con menos escolaridad reportan con mayor frecuencia
haber cometido alguna vez violencia física contra una pareja.
- En el caso de Chile se
encontró una asociación entre el ejercicio de violencia sexual contra una
pareja y la situación de empleo, donde hombres con trabajos más precarios (sin
contrato) reportaron con más frecuencia haber ejercido violencia sexual alguna
vez.
En el análisis global de
IMAGES, se encontró en los análisis multivariados que el hecho de ser testigo
en la infancia de violencia física contra la madre fue el factor más fuerte
para explicar la variación en el uso de violencia contra la pareja en todos los
países (Contreras, et al 2012). Es interesante que el análisis comparativo de
datos de 12 países de Latinoamérica y el Caribe (Bott, S., Guedes, A. et al,
2012) también encontró que, para las mujeres, la experiencia de haber estado
expuestas como testigos a la violencia en contra la mamá o la madrasta está
asociado a la victimización de violencia de pareja en la edad adulta de manera
consistente y significativa en los 12 países.
Solamente en el caso
chileno se encontró una asociación estadísticamente significativa entre haber
sido víctimas de violencia sexual durante la infancia y haber ejercido
violencia sexual contra una pareja mujer alguna vez. En otras
revisiones (OMS, 2011) se ha encontrado que el abuso sexual es un factor de
riesgo de ejercicio posterior de violencia sexual contra la pareja.
Por otra parte, se
encontró en los 3 contextos una asociación entre haberse sentido deprimido
alguna vez en el último mes y el uso de violencia física contra una pareja
mujer alguna vez en la vida.
En cuanto al consumo
excesivo de alcohol se encontró una asociación estadísticamente significativa tanto en Brasil,
Chile como México entre dicho consumo y el uso de violencia física contra una
pareja mujer alguna vez en la vida. Tanto en Chile como en México se encontró también
una asociación entre consumo excesivo de alcohol y perpetración de violencia
sexual hacia una pareja mujer alguna vez en la vida. En una revisión realizada
por la OMS (2011) el consumo abusivo de alcohol se presenta en varios estudios
como un claro factor de riesgo de violencia contra la mujer.
En los 3 contextos
estudiados se encontró una asociación entre perpetración de violencia física
contra una pareja mujer alguna vez en la vida y haber participado en peleas con
armas. Con tenencia de armas se encontró una asociación en Brasil y México. Por
su parte con haber estado en prisión se encontró una asociación con el uso de
violencia contra la mujer en Brasil y Chile. En cuanto a perpetración de
violencia sexual contra una pareja mujer se encontró en Chile y México una
asociación con participación en peleas con armas y con haber estado en prisión.
Una asociación con tenencia de armas y uso de violencia sexual contra una
pareja se encontró solamente en el caso chileno.
Se encontraron
asociaciones estadísticamente significativas entre haber cometido un acto de
violencia física hacia una pareja alguna vez en la vida y haber pagado por sexo
alguna vez, tanto en
Brasil, Chile como México.
También se encontró una asociación entre haber pagado por sexo y haber ejercido
violencia sexual hacia una pareja alguna vez en la vida en Chile y México.
Finalmente se encontró
que la perpetración de violencia física hacia una pareja mujer alguna vez en la
vida es mayor en los tres países entre los grupos con actitudes menos
equitativas de género, según la escala GEM acotada. En la misma línea, en
varios estudios (OMS, 2011) se ha encontrado que la aceptación de la violencia
es un factor de riesgo de ejercicio de violencia contra la mujer.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
PARA LAS POLÍTICAS
Algunas de las
limitaciones de este informe guardan relación con las limitaciones de la
Encuesta IMAGES: las muestras no fueron nacionales sino de algunas ciudades; en
México fueron en su mayoría entrevistadoras mujeres las que entrevistaron a
hombres; los datos presentados aquí se basan en el autorreporte de los hombres.
Esta conclusión sugiere
la importancia de trabajar más allá de la protección, atención y reparación de
las mujeres víctimas haciendo también amplia prevención con los hombres de todas
las edades, promoviendo normas y actitudes más igualitarias de género y menos
violentas en la pareja, en el ámbito escolar, la calle, espacios deportivos, servicios
de salud, el trabajo, la familia, la comunidad y los medios de comunicación.
Además se requiere realizar abordajes específicos en el caso de los hombres o
que han ejercido violencia o que tienen actitudes y prácticas de mayor riesgo
en cuanto al ejercicio de violencia contra la mujer.
Los datos de IMAGES
presentados requiere políticas de prevención de
violencia contra la mujer interconectadas con políticas integrales que incluyan
la prevención del maltrato infantil, la prevención del consumo excesivo de
alcohol, la prevención del uso de armas y de la violencia entre hombres, el
cuestionamiento de actitudes y prácticas inequitativas y violentas vía campañas
y actividades educativas en contextos como las escuelas y lugares de trabajo y
el fomento de políticas de promoción de salud mental, algunas de las recomendaciones son:
Prevención primaria
• Desarrollar y evaluar
políticas y programas de prevención a la violencia en la niñez, incluidos
programas dirigidos a padres / madres, programas de visitas domiciliarias,
entre otros (OMS, 2011)
• Desarrollar, mantener
y evaluar políticas, programas y campañas dirigidas a hombres que combatan el
machismo y cuestionen las normas rígidas de género para prevenir la violencia
contra la mujer en cualquiera de sus formas: violencia física, psicológica,
sexual, económica, acoso, etc.
• Diseñar políticas de
seguridad ciudadana y prevención de la delincuencia con enfoque de género y
masculinidades (uso de alcohol, tenencia de armas, violencia entre hombres,
etc.), que incluyan un análisis de género y que busquen promover otras
identidades masculinas no asociadas al uso de violencia.
• Desarrollar una
política adecuada de control de armas disminuyendo su tenencia y uso (Barker,
2006).
• Incorporar en las
políticas para reducir el consumo excesivo de alcohol tales como control de la
oferta, incremento del precio de las bebidas a través de políticas fiscales,
restricciones al mercadeo del alcohol
(OPS, 2007) un mayor
enfoque de género y masculinidades junto con las políticas de prevención de violencia
contra la mujer (OMS, 2011).
Regular la publicidad en
general, y de alcohol específicamente, para que no refuercen actitudes inequitativas
de género y que no asocien la “hombría” o la identidad masculina al uso de alcohol
ni utilicen imágenes que promuevan la mujer como símbolo sexual o como objeto
de conquista por los hombres (OPS, 2007).
Prevención secundaria
• Diseñar programas de
atención adecuados a víctimas de violencia, en especial niñas/os y adolescentes
víctimas y testigos de violencia, incluida la violencia sexual.
• Robustecer y ampliar
la institucionalidad que atiende casos de violencia contra la mujer (policías, tribunales,
servicios de atención) para proteger rápida y eficazmente a las víctimas,
impidiendo la reincidencia por parte de los agresores.
• Implementar medidas
socio-educativas que responsabilicen a los hombres autores de violencia contra
sus parejas y que les ofrezcan información y competencias sobre cómo reducir
conflictos y manejar su rabia sin ejercer violencia.
Prevención terciaria
• Asegurar la
disponibilidad y el acceso de servicios de salud mental a nivel comunitario,
integrados en la atención primaria, de modo tal que sea posible identificar y
ofrecer atención a hombres y mujeres que puedan presentar problemáticas con
especificidad de género, tales como estrés en general, estrés relacionado con
la falta de trabajo e ingresos, depresión, riesgo de suicidio y consumo
excesivo de alcohol.
Diseñar programas
transformadores de género para poblaciones de hombres que han ejercido violencia
hacia sus parejas, incluyendo en dichos programas el abordaje del consumo de
alcohol, uso de armas, actitudes de género inequitativas, etc. Estos programas deben
trabajar en red con los servicios de atención a mujeres y deben contar con
evaluación y supervisión adecuada.
• Como comentario final
se puede afirmar la importancia de realizar esfuerzos “macro” y estructurales –
involucrando al sistema de salud, al sistema escolar, a las políticas públicas
en seguridad ciudadana, y políticas de reducción de pobreza – buscando
transformar masculinidades violentas en masculinidades basadas en el cuidado y
el respeto. Estas transformaciones requieren de cambios en normas de género, en
formas de socialización de los niños (y las niñas) y jóvenes, como también
estrategias como campañas que enfaticen no solamente derechos sino que también promuevan
un cuestionamiento sobre lo que significa ser hombres en la América Latina de
hoy.